El religioso indio Mathew Vattamattam interviene en la sesión de apertura de la 50ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada
Mathew Vattamattam, superior general de los Misioneros Claretianos, está convencido de que la pandemia supone un cambio de paradigma de “cómo debemos caminar hacia adelante en un mundo cambiante”. Es la reflexión que lanzó el religioso indio en la sesión de apertura de la 50ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada, organizado por el Instituto Teológico de Vida Religiosa. “Cuando una crisis cierra una puerta, se abren cientos de ventanas para conectar los corazones que están dispuestos a sostener y proclamar la alegría del Evangelio”, enfatizó el máximo responsable de los hijos de San Antonio María Claret.
Vattamattam agradeció la labor del Instituto Teológico de Vida Religiosa en estas décadas, que ha sido el punto de partida para la apertura de centros de formación y animación similares en todo el planeta. “Me preguntan si no es imprudente pensar en nuevas fundaciones cuando la vida religiosa está sufriendo un eclipse y quizá incluso una extinción”, planteó el claretiano, que defendió este paso al frente: “Sabemos vivir un invierno, dándonos calor y preparándonos para la primavera que vendrá. Pasamos cada noche con las lámparas encendidas y así nos preparamos para el día”.
Así, recordó, que a pesar de estos “tiempos difíciles”, en el mundo hay más de 830.000 religiosos. “Los religiosos y religiosas están en las periferias de las luchas humanas, y la vida religiosa en sí misma es una periferia donde los consagrados y consagradas necesitan afirmación y actualización”, sentenció el superior general.
En esta ronda de intervenciones iniciales, también participó el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. El vicepresidente del Episcopado agradeció la entrega de los consagrados españoles porque “embellecéis la Iglesia con vuestra manera de vivir y de hacer”. “Presentáis la parábola del Buen Samaritano en medio del mundo”, subrayó.
Por su parte, el decano de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, Francisco García, echó la vista atrás a estas cinco décadas de las Jornadas para apreciar cómo la vida consagrada “a través de los carismas abarca el universo entero de lo humano, sin que nada le sea ajeno, ni lo más profundo del alma ni lo más extenso y concreto del cuerpo, sea personal o social”.
Como anfitrión, Antonio Bellella, director del Instituto Teológico de Vida Religiosa, expresó que este foro es un “espacio privilegiado de encuentro, reflexión y animación”, especialmente en este “momento crítico de la historia” por la pandemia. “Tenemos mucho que escuchar, muchas inquietudes que revivir y mucho que expresar”, defendió el claretiano.