No es Carlos Vives, pero también va en bicicleta. El hombre con clergyman que recorre las calles de Bilbao a dos ruedas ya es obispo titular. Francisco nombró el 11 de mayo a Joseba Segura (Bilbao, 1958) pastor de la diócesis de la que era hasta ahora auxiliar, y administrador apostólico desde la marcha de Mario Iceta, arzobispo de Burgos desde el 6 de octubre. El 3 de julio tomará posesión, pero, minutos más tarde de conocerse su nombramiento, el que fuera el ‘arquitecto’ de Cáritas Ecuador charla con Vida Nueva.
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PREGUNTA.- Crónica de un nombramiento anunciado…
RESPUESTA.- No lo veía yo tan claro, pero era una opción y aquí estoy…
Una cuestión que nos une
P.- Al conocerse su nombramiento ha dicho que espera que “sea una buena noticia para esta comunidad”. ¿Estaban ávidos de buenas noticias?
R.- La impresión que tengo es que la comunidad católica en Vizcaya ha acogido con júbilo esta decisión del Papa. Quizá habrá personas preocupadas preguntándose por dónde va a ir este obispo porque consideran que tengo una sensibilidad diferente a la suya, pero a todos les digo que mi mayor preocupación es mantener el diálogo dentro de la Iglesia y hacer todo lo necesario para que haya espacios para todos. Hay una cuestión que nos une: creemos en Jesucristo y en la alegría del Evangelio.
P.- ¿Y cuál es su sensibilidad?
R.- Mi trayectoria está muy ligada a Cáritas, tanto aquí como en Ecuador. Se puede decir que soy muy sensible a lo social. Esto es parte del Evangelio, pero también lo es la vida de oración. El desafío más grande que veo hoy y que me gustaría plantear como centro de mi acción son los jóvenes.
P.- ¿Es más fácil ser obispo en el País Vasco hoy que cuando lo fue Uriarte?
R.- Sin duda. La respuesta es clara. En cierto sentido es más fácil, porque en ese momento todo lo político era un tema central y generaba muchas tensiones, pero hoy está relativizado y tiene un papel mucho más secundario. Ya ha perdido la capacidad de dividir y perturbar las relaciones sociales. La Iglesia puede centrarse más en lo que es lo suyo y no estar reflejando tensiones políticas. Por otro lado, más difícil es en relación a lo central en la Iglesia, que es la experiencia de Dios, ya que hoy es culturalmente más complicado.