El obispo de Santiago del Estero animó a los fieles a acompañar a quienes más necesitan, tomando como modelo a San José
El obispo de Santiago del Estero, Vicente Bokalic, destacó que, por segundo año consecutivo, la pandemia ha mostrado una fiesta del Señor de los Milagros distinta de la acostumbrada. Sin embargo, valoró esta realidad que favorece a la oración y al encuentro personal con el Señor.
Señaló que estamos inmersos en esta prueba y muchos nubarrones oscurecen la esperanza y una vida digna: nos sentimos más frágiles y pobres, con incertidumbre sobre el futuro, con sufrimientos por la pobreza, y tristeza por la enfermedad y la muerte de los seres queridos. De todos modos, el Señor peregrinó a los hogares para derramar su gracia, la paz y bendición. “Desde lo más profundo del corazón decimos: es el Señor quien sostiene nuestras vidas, Él es nuestro Señor. Lo decimos y rezamos porque sabemos en quien hemos puesto nuestra confianza…”, aseveró.
Tomando como referencia la escena de la Ascensión del Señor y la misión encomendada a los Apóstoles, descripta en el Evangelio de San Marcos, Bokalic afirmó que el “vayan” es mandato y exhortación a ponernos en movimiento, salir de los lugares seguros, de los refugios y comodidades. “Vayan a las periferias: donde hay todo tipo de pobrezas, ignorancia, donde falta el pan de la verdad y la justicia, donde los ídolos de siempre -el poder, las riquezas, los honores, los prestigios- siguen esclavizando mentes y el corazón de los hombres”, indicó.
El titular de Santiago del Estero expresó que el mandato de salir va unido al anuncio: la proclamación del evangelio y la fe y la adhesión a la persona de Jesús. El mandato misionero acentúa la predicación de la palabra, que es la razón de ser de la Iglesia, sobre todo en estos tiempos.
Remarcó que a este “vayan a todos” hoy puede agregarse el “cuiden de todos”. Nos enfrentamos con problemas inmensos. La pandemia mostró desigualdades sociales profundas: pobreza creciente, falta de trabajo, jóvenes sin escuela, sin familia, sin horizontes, nuevas formas de violencia, el sufrimiento de las mujeres, de niños pobres e indigentes.
Dios siempre encuentra un camino para cumplir su plan de salvación; actúa a través de eventos y personas. “José era el hombre por medio del cual Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención”, remarcó. Asimismo, Bokalic subrayó que si a veces pareciera que Dios no nos ayuda, no significa que nos haya abandonado, sino que confía en nosotros, en lo que podemos planear, inventar, encontrar…
El obispo valoró la figura de San José. Expresó que como él, también nosotros recibimos esta misión: cuidar la vida, la fe, las familias y a las personas más débiles y vulnerables; como José, necesitamos añadir otra característica: la valentía creativa para enfrentar los problemas y sacar a relucir los recursos que no conocíamos.
Y apeló a la personalidad de San José para indicar que de él debemos aprender el cuidado y responsabilidad: amar al Niño y a su madre; amar los sacramentos y la caridad; amar a la Iglesia y a los pobres, a cada persona necesitada y sufriente, cada moribundo, cada extranjero, cada prisionero, cada enfermo.
Finalmente, le pidió al Señor de los Milagros de Mailin atraernos con su amor, recrear la esperanza y transformar el corazón para ser servidores de justicia, reconciliación, verdad y amor.