Del mismo modo que la encíclica ‘Rerum Novarum’, de León XIII, tuvo un impacto decisivo para afrontar los problemas derivados de la industrialización, el papa Francisco se encuentra en situación de ejercer una influencia análoga sobre los grandes retos de nuestro tiempo. Así lo considera el obispo auxiliar de Barcelona, Javier Vilanova, para quien, “en un mundo tan dividido, el liderazgo social y espiritual del Papa lo ponen en una posición ideal para dialogar con todos los agentes sociales y políticos”.
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Miembro de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, Vilanova ha hecho estas consideraciones durante su participación de la jornada de clausura del Seminario sobre los 130 años de la encíclica Rerum Novarum, celebrada en la Universitat Abat Oliba CEU y organizada por el Instituto de Humanidades Ángel Ayala de Barcelona.
De hecho, cree que Francisco tiene la capacidad para mostrar “todo el caudal del magisterio social de la Iglesia”, incluso a aquellos que, a priori, partan de posiciones alejadas. En este sentido, ha mostrado convencido de que muchos de los cambios “legislativos, culturales y de comportamiento de las personas” que son necesarios dependerán del “eco que esta palabra tenga en los distintos agentes y en cada uno de nosotros”.
Continuidad… hasta ‘Fratelli Tutti’
En este contexto, ha destacado la “línea de continuidad” desde el texto fundacional del magisterio social de la Iglesia hasta las últimas encíclicas del papa Francisco. Los principios son inamovibles: entre ellos, ha citado atención al bien común, subsidiariedad en la actuación de los poderes, solidaridad entre las personas, dignidad inalienable de la persona, preocupación preferente por los más necesitados y libertad religiosa. Principios que, cuando fueron formulados por León XIII, representaron una alternativa “al individualismo descarnado o al socialismo, que son dos formas de materialismo”, ha subrayado.
Estos mismos principios son aplicables a problemas contemporáneos. En este sentido, ha mencionado algunos de los que se afrontan en ‘Fratelli Tutti’: crisis financiera y económica, crisis migratoria, crisis ambiental y climática, auge de los localismos y reacciones populistas.
Justicia y caridad
La intervención del obispo auxiliar de Barcelona ha sido la culminación de una jornada en la que han intervenido el profesor de Antropología Filosófica de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Higinio Marín, y el titular de la Cátedra Ángel Herrera de Doctrina Social de la Iglesia de la Universidad CEU San Pablo, Elio Gallego. El debate ha estado moderado por el profesor de la Universitat Abat Oliba CEU, Emili Boronat.
Marín ha reflexionado sobre la relación entre justicia una caridad. “Son conceptos que no pueden darse por separado”, según ha explicado, ya que sin la entrega gratuita que caracteriza a la caridad no puede hablarse de verdadera justicia. “Donde no hay una ciudadanía dispuesta al exceso, difícilmente puede darse la consecución de la justicia”. Y es que en la idea de justicia lleva intrínseca la aspiración a la perfección. Por lo tanto, “quien se esfuerza en alcanzar la perfección en todo lo que hace preserva y garantiza la justicia”. Por el contrario, la justicia sin gratuidad “decae”, ya que “no se puede colmar lo menor si no aspiramos a lo mayor”.
Elio Gallego también ha tratado el tema de la caridad al subrayar que hoy el elemento que define a una sociedad como cerrada o abierta es su apertura “a la gracia y, por lo tanto, a la caridad”. El termómetro para medir si vivimos en una sociedad abierta lo proporciona la vocación de servicio. “Sabemos que estamos en una sociedad abierta cuando el superior sirve al inferior, cuando el que tiene más ayuda al que tiene menos o cuando el fuerte socorre al débil”.