“Nos jugamos mucho en la Iglesia en la formación de todos sus miembros”. Así lo ha expresado Mª José Castejón Giner, directora general del instituto secular Siervas Seglares de Cristo Sacerdote y presidenta de la Conferencia Española de Institutos Seculares (CEDIS), durante su conferencia titulada ‘Secularidad consagrada’ en la tercera jornada de la 50ª Semana de Vida Consagrada del ITVR.
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En su opinión, “en el dinamismo de la vida espiritual, la formación es una cuestión vital. Es un reto enorme, que en tiempo de crisis hay que acentuar, porque son momentos de crecimiento interior, de echar raíces profundas para que el fruto pueda darse en el tiempo oportuno”. Y ha resaltado: “La formación es permanente, necesaria en todas las etapas de la vida”.
Para Castejón, “la formación genera una cultura vocacional en el presente de la Iglesia, respuestas generosas a las llamadas del Maestro, y este presente posibilita el futuro”. ¿Y qué es la formación? “Cultivar en nosotros lo profundamente humano, traspasado por le fe. Cultivar la experiencia espiritual en los ámbitos donde discurre nuestra vida”, ha señalado, para luego añadir: “Esto posibilita que las jóvenes generaciones asimilen la belleza de ser cristiano que, en definitiva, se transmite fundamentalmente con la propia vida”.
Vocación a la secularidad
Antes de poner el foco en la formación, Castejón ha resaltado que “la vocación a la secularidad consagrada es bendecir y alabar a Dios, como cantamos en el Himno a los Efesios: todo es creado, todo es de Dios y todo está consagrado porque ha sido redimido por su Hijo Jesucristo y vivificado por el Espíritu Santo”.
La directora de las Siervas Seglares de Cristo Sacerdote ha dado cuenta de la identidad de los institutos seculares y de cómo la secularidad consagrada es signo de la secularidad de la Iglesia. “La síntesis entre secularidad y consagración es lo que muestra y desvela la identidad de los institutos seculares como fruto del Espíritu Santo. No es la suma de dos elementos, sino una única realidad que no puede separarse”, ha afirmado.
En el mismo sentido, ha añadido: “En la nueva perspectiva que nace de esta síntesis entre secularidad y consagración todo el cosmos aparece como realidad teologal, con un origen y destino marcado por la creaturalidad y la vocación divina intrínseca en toda la creación”.
Según Castejón, “en nuestra vida experimentamos la paradoja y el misterio. Vivimos el atrevimiento de ser testigos del misterio de Dios único, encarnado, presente y la humildad de nuestra presencia traspasada por la gracia en medio del mundo que es oportunidad y resistencia a esa misma gracia. El Reino es una realidad presente. Ha sido iniciado e instaurado por Jesús ‘ya’. Pero al mismo tiempo es una realidad futura, su plenitud ‘todavía no’ ha llegado, sino que se alcanzará al final de los tiempos”.
Su estructura: la “gran novedad”
Por otro lado, ha detallado la “gran novedad” que aportaron los institutos seculares: su estructura. “Una forma radicalmente novedosa de vivir los consejos evangélicos por el camino de la secularidad. En ellos se ofrece una forma diferente de expresar el seguimiento a Jesucristo con radicalidad, que permite estar en todos los ambientes: familiares, sociales, laborales, etc. Esta estructura es capaz de acoger una gran pluralidad de formas de vida. No tiene la forma canónica de vida comunitaria, pero implica ser ‘signo’ de la ‘paternidad de Dios’, que nos convoca a todos a vivir la fraternidad universal”, ha apuntado.