La religiosa Iraida Meza invita a reflexionar sobre “a qué personas, estructuras y valores favorecemos con nuestro consumo”

“La crueldad mayor es llegar a culpar a los expulsados de su propia situación”, ha dicho la misionera de la Madre del Divino Pastor durante su intervención en la 50ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada

Iraida Meza

“¿A qué personas, grupos, estructuras y valores estamos favoreciendo con nuestro consumo?”. Esta ha sido la pregunta que ha lanzado la religiosa Iraida Meza Rangel a la audiencia del coloquio ‘Ungidos para evangelizar a los pobres’, que ha tenido lugar en el marco de la tercera jornada de la 50ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada, organizada por el Instituto Teológico de Vida Religiosa. 



Dirigido por Fernando Prado, director de Publicaciones Claretianas, en este encuentro, además de la franciscana misionera de la Madre del Divino Pastor y miembro del área de Justicia y Solidaridad de la Confer, han participado José Manuel Sauras Villanova, hermano de las Escuelas Cristianas y miembro del comité de gestión de Proyde y el jesuita Alberto Ares, del Servicio Jesuita a Migrantes.

Durante su intervención, Meza ha hecho una reflexión acerca de cómo el sistema social y comercial actual descarta cada vez a más personas a las que hace, además, responsables de su realidad. “La injusticia es estructural en nuestro mundo y muestra una bárbara crueldad con los más vulnerables”, ha señalado, “pero la crueldad mayor es llegar a culpar a los expulsados de su propia situación”.

Cuestionar el sistema

Y es que, tal como afirma la religiosa, “esa argumentación acaba por ser verdadera en el imaginario de la víctima”. De esta manera, “la persona se siente responsable de la situación, absolviendo al resto de la sociedad”. Asimismo, ha invitado a ver cómo cada uno se acerca a la realidad de los más desfavorecidos. “Los imaginarios sociales nos pueden hacer pensar que los pobres son tan pobres que solo podemos ofrecerles caridad”.

“Nos pueden generar una sensación de pena, lástima o hasta rechazo”, ha continuado, “porque somos parte de una sociedad que ha interiorizado unos imaginarios de producción, eficacia, valor, mérito, sin mirar un sistema injusto que cada día descarta a más personas y, además, nos hace culparlas de su propia situación”. Sin embargo, tal como ha apuntado Meza, “sí no vamos a cuestionar al sistema, sino descartaremos más aun a quien no cuenta”.

En la misma línea, José Manuel Sauras ha hecho su reflexión acerca de la diferencia entre justicia y equidad. “¿Con la justicia es suficiente o hay que llegar a la equidad? ¿Qué diferencia hay?”, se ha preguntado. Y, para explicarlo, ha puesto el ejemplo de una familia –unos pequeños, otros muy mayores– sentada en una mesa. “En una mesa no basta con que cada uno tenga su silla, sino que cada cual tenga una silla acorde a sus necesidades de estatura o condición de salud”, ha afirmado.

Por último, Alberto Ares ha explicado durante su intervención el trabajo realizado por el Servicio Jesuita a Migrantes, del cual forma parte. Pero, sobre todo, en un momento de crisis como el que atraviesa España en su frontera sur, Ares ha hecho un llamamiento a recordar nuestro propio pasado.

“Migrantes somos todos”, ha aseverado. “Algunas de las imágenes que vemos estos días en Ceuta”, ha dicho, junto con las reacciones de mucha gente, revelan que “a veces se nos olvida de dónde venimos”. “El racismo, la xenofobia que se está dando en la opinión pública no nos puede ser ajena a la vida religiosa”, ha afirmado.

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