El Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) ha iniciado la conmemoración el quinto aniversario de la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia con una mesa redonda online sobre el capítulo octavo ‘Acompañar, discernir e integrar la fragilidad del matrimonio’. Este encuentro ha supuesto una reflexión teológica y canónica ante las situaciones que atraviesan algunas personas tras el fracaso de un matrimonio canónico.
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La mesa redonda virtual, moderada por Ninfa Watt, ha comenzado con las palabras de la directora del Instituto, Luz MªFernández, quien ha recordado el papel formativo de los institutos universitarios de familia y vida.
El decano de la Facultad de Derecho Canónico, Luis García Matamoro, ha explicado la visión del cardenal Schönborn, arzobispo de Viena, sobre Amoris Laetitia. Durante la presentación de la exhortación apostólica postsinodal en 2016, el arzobispo adelantaba la necesidad de reflexionar sobre el término de familia “irregular”, que sugería una clara distinción.
Discernimiento personal
“El que se encuentra en el lado de los ‘irregulares’ tiene que dar por sentado que los ‘regulares’ están en la otra parte”, apuntaba. Para el cardenal, la gran cuestión era esta: ¿cómo se forma la conciencia?, ¿cómo llegar a este concepto clave para comprender “el discernimiento personal” del que hablaba el Papa, sobre todo en situaciones difíciles, complejas? Para el decano, el cardenal Schönborn avanzó los paradigmas que este capítulo iba a suponer a nivel eclesial, y que se han confirmado con el paso del tiempo. “La clave es el discernimiento personal y pastoral, así como el estímulo del crecimiento para la consolidación y profundización del amor conyugal familar”, destacó.
La aportación teológica ha correspondido al vicedecano de la Facultad de Teología, Román Ángel Pardo, quien ha recordado la renovación de la exhortación dentro de la teología y de la pastoral matrimonial: “Han logrado situar la ‘norma’ matrimonial en un horizonte más amplio, especialmente, sobre las llamadas ‘situaciones irregulares’ de las que trata este capítulo”. En este sentido, Pardo ha subrayado que supone una novedad, dentro de la continuidad de la doctrina, “en asuntos como la importancia de la conciencia del sujeto moral, el discernimiento eclesial, la misericordia y la benignidad dentro del acompañamiento pastoral”, añade. El vicedecano también ha recordado que “la familia no es un problema, es una oportunidad”.
Posteriormente, el abogado en los tribunales eclesiásticos y profesor asociado de la Facultad de Derecho Canónico, Raúl Román Sánchez, ha aclarado que Amoris Laetitia no es un documento legislativo, sino un documento pastoral que alienta a un “responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares”, sin que el discernimiento práctico, ante una situación particular, pueda ser elevado a categoría de norma, aclara el experto.
Cinco años de ‘Amoris Laetitia’
“Hay una ampliación en Amoris Laetitia de la comprensión de la subjetividad que pasa por el ministerio específico de la familia. En cada caso concreto hay que acompañar a la persona para iluminar hacia la madurez del discernimiento”. Sánchez se ha referido también a los antecedentes de la exhortación apostólica y ha resaltado el magisterio -expuesto de una manera expresa por el Papa Francisco- para aplicar el capítulo octavo de Amoris Laetitia en el acceso a la eucaristía de las personas divorciadas vueltas a casar. El abogado ha insistido también en recurrir a instrumentos disciplinares ágiles para que Amoris Laetitia “no quede sin una aplicación fecunda y real”.
A lo largo de este año, el Instituto Superior de Ciencias de la Familia de la UPSA se suma a la invitación realizada por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y a las acciones preparadas por la Red Internacional de Institutos Universitarios de Familia (REDIUF) a la que pertenece el Instituto. Con la puesta en marcha de esta y otras iniciativas, la UPSA trata de responder a la petición del papa Francisco, quien expresó la necesidad de mostrar la unidad de la Iglesia para la promoción de la familia cristiana, donde los institutos universitarios de Familia y Vida ofrecen una cualificada contribución académica de profundización teológica y cultural, que se traduce en una formación pastoral al servicio de la misión eclesial.
