Tras un cuarto de siglo secuestrado por la cocaína, el alcohol y el sexo, Alonso Caparrós ha conseguido estar en paz consigo mismo y salir de su infierno particular como relata en su libro ‘Un trozo de cielo azul’ (Planeta). Una introspección que le ha permitido resurgir con una fuerza inopinada gracias a sus seres queridos y su fe… pues “siempre es posible volver a empezar cuando crees que lo has perdido todo”.
PREGUNTA.- ¿Por qué esta confesión en forma de libro?
RESPUESTA.- Necesitaba escribirlo. Para que sirva a quien sea, para dar las gracias a mucha gente y para ajustar cuentas conmigo mismo.
P.- Ha narrado episodios durísimos. ¿Cuál le ha costado más?
R.- El tratamiento con ‘electroshock’ fue durísimo, aunque no me sirvió para mucho. El haber ido a comprar cocaína a un tugurio con mi hija Claudia siendo un bebé me abochorna, pero el capítulo que más me costó relatar fue el enfrentamiento que tuve con mi padre en la tele. Menos mal que un padre lo perdona todo y hoy tenemos una relación magnífica.
P.- ¿Cuántas veces ha estado a punto de morir?
R.- Prácticamente todos los días en los que fui adicto durante un cuarto de siglo. No solo yo, sino cualquiera que consuma de manera habitual. Supone vivir con la muerte echándote el aliento en el cogote, estar en el filo de la navaja y robarte el horizonte.
P.- Desde los 17 años… ¿deja secuelas?
R.- No tengo ninguna secuela a día de hoy. Estoy sano… no sé si en el futuro puede asomar alguna. Pero las heridas son las que se sufren durante ese momento tan prolongado. (…).
P.- ¿Es un hombre de fe?
R.- Mucho. Muchísimo. Pero también apelo a la espiritualidad desvinculada de la religiosidad. Porque puede haber mucha gente que no tenga fe pero sí puede recurrir a la compasión, la empatía, el sacrificio… y eso lo llevamos todos los seres humanos. Luego está el dios que tú elijas. El mío es muy particular e íntimo y se vincula a Juan Bonal, fundador de la Congregación de la Hermanas de la Caridad de Santa Ana, declarado venerable por el papa Benedicto XVI y en proceso de beatificación. En él encontré muchas respuestas. (…).