El purpurado ha reflexionado acerca del presente y futuro de la vida religiosa, y ha apuntado que la vida contemplativa es “un tesoro escondido”
“Sueño con una vida religiosa que se mantenga lúcida, coherente y comprometida. Me da igual que seamos muchos o pocos, lo que me importa es la calidad”. Así lo ha afirmado el cardenal Aquilino Bocos en el programa ‘Trece en Salida’, en el cual ha reflexionado sobre el presente y el futuro de la vida religiosa.
“Estando metido en las tareas sacerdotales uno se da cuenta de la trayectoria que ha habido en la vida religiosa”, explicó el purpurado, señalando que “ha sido un camino entre luces y sombras. Hay algunos que solo quieren ver las sombras y no se dan cuenta de la luminosidad del trayecto”. En este sentido, el cardenal reconoció que, si bien “la vida de la Iglesia ha atravesado por momentos difíciles, por una crisis de identidad”, lo realmente importante es que la vida religiosa “progresa y tiene que enfrentarse a los desafíos buscando el diálogo siempre”.
“El papa es muy consciente de la realidad”, afirmó Bocos, “pero me gustaría que la gente que habla de la vida religiosa fuera a los barrios más humildes de Costa de Marfil, o de Calcuta, o de Medellín… Estamos llamados a estar presentes y comprometidos allí, con los más pobres. Tenemos que superar ese afán de mirarnos a nosotros mismos cuando hay tanta gente que sufre”.
En este sentido, el cardenal también se ha referido al concepto de Iglesia en salida, y ha revelado que, para él “no existe otro camino”. “El Papa dice que la sinodalidad es el futuro de la vida de la Iglesia”, explicó. “Esta sinodalidad nos lleva a estar abiertos, a participar y a entregarnos día a día en favor de los más necesitados. La vida religiosa no tiene que salirse de ese camino”.
Finalmente, refiriéndose a la Jornada Pro Orantibus que se celebra este domingo, 30 de mayo, Bocos ha apuntado que, para él, la vida contemplativa en la Iglesia “es un tesoro escondido. Revela una mirada permanente hacia lo más alto, es una aspiración a la búsqueda del diálogo con Dios”. Por ello, ha invitado a la gente a “acercarse a los conventos de clausura, que no tengan miedo, porque los monasterios son el lugar de encuentro con Dios”.