América

El ‘dream team’ de la sinodalidad está en el CELAM

Vida Nueva consulta a once voces del Consejo Episcopal Latinoamericano cómo caminar juntos





El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) aprobó con una amplia mayoría su renovación y reestructuración. Vida Nueva consulta a sus protagonistas, que, en dos años, han logrado configurar un nuevo modelo de gestión pastoral y evangelizadora a tono con el magisterio del papa Francisco a partir de la sinodalidad.



En lenguaje futbolero, esta sería la oncena –alineación– de la Iglesia de América Latina y el Caribe, con dos entrenadores muy particulares: Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo (Perú) y presidente del CELAM, y el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa (Honduras).

Responsabilidad de todos

En su rol de capitán y delantero, Jorge Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo (Argentina) y secretario general del CELAM, en este camino de renovación, relevó a Juan Carlos Cárdenas tras ser nombrado obispo de Pasto (Colombia). Desde entonces ha puesto en práctica una de sus máximas: escuchar. En efecto para el prelado “la sinodalidad es hablar de la Iglesia, no como una institución férrea o estática, sino en marcha, en movimiento”; por ende, “implica estar atento a lo que el espíritu santo suscita en el corazón de los fieles, de los que viven la fe, la esperanza y la caridad”.

Tiempo de sinodalidad

El cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, en Nicaragua, integró el equipo de obispos asesores de la reestructuración. Es un armador en el medio campo de la Iglesia, con el número 10. Define la sinodalidad desde la presencia trinitaria en el “estar juntos como Iglesia”. Una perspectiva que tiene el desafío de la comunión espiritual y bajo el magisterio del papa Francisco ha tomado el suficiente impulso. “Quizás a muchos nos asusta, pensamos que no hay tiempo, pero siempre habrá tiempo para compartir la sinodalidad”, adujo.

Expresión de lo diverso

Del equipo de mujeres asesoras, el aporte aquilatado de Gloria Liliana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR), imprime fuerza al espíritu sinodal del CELAM. Es una delantera de alto nivel, su mejor fichaje. La religiosa colombiana asegura: “El Espíritu de Dios sigue aconteciendo y hablando a la Iglesia”. En definitiva, “la sinodalidad exige conversión, nos lanza a trascender todo individualismo, nos sitúa en el lugar de lo común, posibilitando la expresión de lo diverso. Es la mística del nosotros, y en ella, será fundamental la presencia y la participación de las mujeres”.

Volver a la esencia

David Jasso colgó las zapatillas de fútbol y se puso la sotana, aun cuando su esencia deportiva sigue viva en su ministerio sacerdotal. Este mexicano, ordenado en 2018, de ser el director técnico de un equipo de fútbol profesional en Monterrey, a ser el segundo al mando en el nuevo CELAM como secretario general adjunto. En el entramado eclesial es algo así como el pivote defensivo. Si bien en la actualidad para muchos suena novedosa, lo cierto es que “la sinodalidad es muy antigua, nos  remite a la esencia, donde no hay alguien superior, uno se sabe igual que el otro, nos llama a entender que nos necesitamos”.

Creativa fidelidad a la tradición

El sacerdote argentino José María Galli estuvo encargado de dar forma al documento de renovación. El historiador integra el equipo de teólogos asesores del CELAM y ha dejado su impronta en todo este proceso. Es el clásico defensa central y cerebro del equipo. De hecho, en el seno de la 38ª Asamblea, sus argumentos han blindado la sinodalidad de cualquier duda. La define así: “No es un procedimiento operativo o una práctica funcional, sino la forma peculiar de vivir y obrar del Pueblo de Dios”.

Permanente discernimiento

José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo (Venezuela), presidente de Cáritas América Latina y el Caribe, brazo social de la Iglesia que ha salido al rescate de los descartados en esta pandemia, presentó la propuesta de nueva estructura. Es el media punta de este equipo pastoral, dispuesto a crear las jugadas de gol. Afirma que la sinodalidad “es entrar en un permanente discernimiento desde la palabra divina para dejar que el Espíritu de Dios inspire lo que quiere para la Iglesia. Es el testimonio que enmarca la libertad y el ser sujetos activos en la construcción de la comunión eclesial”.

Comunión y diálogo

El presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras, Ángel Garachana, titular de San Pedro Sula, forma parte del equipo de obispos asesores de la renovación. Es el puntero izquierdo de esta selección, listo para apoyar al director técnico. El prelado de origen español da su aporte: “La palabra sinodalidad, a partir de mi experiencia eclesial y de mis lecturas teológicas me trae al pensamiento y al corazón una caracterización constitutiva de la Iglesia”. En efecto, “la expresión sinodalidad sugiere comunión, diálogo, corresponsabilidad; lo opuesto, división, autoritarismo, indiferencia”.

Servicio a los demás

José Manuel Garita, obispo de Ciudad Quesada y presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, participó de manera muy activa en la 38ª Asamblea. Desde su posición de volante derecho, gestiona el apoyo a los delanteros. El prelado señala que la sinodalidad “es experiencia de comunión y de comunidad, es ser parte de una misma familia de fe, esperanza y amor. Es compartir la vocación de dar la vida y de servir al estilo de Jesús”, en tanto pasa por una condición sine qua non: “Poner en común el servicio a los demás, los dones y carismas que el espíritu nos ha dado para edificación de la comunidad eclesial”.

Dignidad del pueblo de Dios

Guillermo Sandoval ha quedado al frente como director interino del centro pastoral de gestión del conocimiento, la ventana científica, cultural y de reflexión del nuevo CELAM. En su posición de defensa lateral, cubre esos vacíos epistemológicos que apremian el actual contexto. El laico chileno sostiene que “la sinodalidad es el reconocimiento de la igual dignidad de todos los miembros del pueblo de Dios, al mismo tiempo que el respeto de los distintos ministerios. Eso lleva a procesos de participación, que demandan corresponsabilizarse de todo el ser y quehacer de la Iglesia”.

Expresiones de apertura

Susana Nuin conoce al viejo y al nuevo CELAM, ocupó puestos estratégicos en la gestión pastoral, primero en comunicaciones y luego en el observatorio social. En esta nueva etapa es la directora interina del centro de formación Cebitepal. Esta laica uruguaya ocupa la posición de zaguera libre en este equipo, porque ha vivido en carne propia la sinodalidad: “Creo profundamente en lo que plantea San Juan Crisóstomo, cuando decía que la Iglesia debería llamarse sínodo, justamente por sus expresiones identitarias, de participación, de apertura a todo el pueblo de Dios”.

‘Primerear’ la cultura del encuentro

En la portería se encuentra Óscar Elizalde Prada. El laico y periodista colombiano en el nuevo CELAM tiene la responsabilidad de director interino del centro para la comunicación. Viene de las filas de Vida Nueva. Por eso, “desde el punto de vista de la comunicación, la sinodalidad se expresa en el modelo del poliedro en el que confluyen todas las parcialidades sin perder su originalidad, como ha referido el papa Francisco en Evangelii gaudium”, por cuanto “debe traducirse en opciones comunicativas que aporten valor a los procesos de participación eclesial del pueblo de Dios como protagonista, primereando la “cultura del encuentro”.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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