Después de que el pasado martes el Papa otorgara al obispo coadjutor de Almería “los derechos, oficios y facultades” para gobernar la diócesis, Antonio Gómez Cantero ha arrancado la nueva etapa de la diócesis con un gesto de transparencia y confianza: una reunión con el clero almeriense para darles cuenta de la situación en la que se encuentra la Iglesia local.
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La cita tuvo lugar el pasado viernes a mediodía en el salón de actos Juan Pablo II de la Casa Sacerdotal, con una asistencia más que significativa de unos 70 presbíteros. El que hasta hace unos meses era obispo de Teruel les explicó el contenido del Decreto de la Congregación de los Obispos que aparta de sus funciones al todavía obispo de Almería, Adolfo Gonzalez Montes.
Preguntas y respuestas
Según confirman fuentes participantes en el encuentro, se desarrolló con normalidad, dentro de las circunstancias excepcionales que afronta la Iglesia en Almería. Duró poco más de media hora, Gómez Cantero respondió a las preguntas de los presbíteros y reclamó “unidad” para afrontar la espinosa coyuntura. De ahí que quisiera exponerles en primera persona su misión y funciones para que los pastores conocieran de primera mano qué esta pasando en su diócesis, evitando generar equívocos, rumores o interpretaciones varias que puedan llegar a través de los medios de comunicación o de otro tipo de foros. Más allá de los problemas de la diócesis, les instó a ponerse manos a la obra para hacer realidad la reforma sinodal que reclama el papa Francisco.
“No nos perdamos en guerras internas”, les compartía a los pastores, a quienes solicitó su colaboración ahora que ha tenido que tomar las riendas de la diócesis: “Todos debemos pedir perdón al laicado de nuestras parroquias por el mal ejemplo que les podemos dar”.
Calmar los ánimos
De la misma manera, rindió cuentas ante ellos de la delicada situación económica de la diócesis. Sin embargo, no quiso entrar en muchos detalles para evitar que nadie se ensañe con González Montes. El obispo coadjutor trató de calmar los ánimos de los presentes con la confianza de que se podrá salir delante de esta crisis.
Según ha podido confirmar Vida Nueva, entre las deudas halladas, existiría al menos una directa con una entidad bancaria que supera los 20 millones de euros. A medida que avanzan los días, las voces críticas con González Montes se multiplican y se dan a conocer algunos detalles de la cuestionada gestión en materia financiera que ha propiciado la intervención vaticana, fruto de erradas inversiones inmobiliarias varias, la construcción del nuevo edificio del colegio diocesano, o una reforma del palacio episcopal que en Almería tachan de “suntuosa”. De hecho, símbolo de esta ostentación serían precisamente las reformas de la sede diocesana, con la mirada puesta a las puertas del palacio, talladas con el escudo del obispado y con pomos de bronce.
La intervención de Ouellet
El caso ha llegado a preocupar en estas semanas hasta tal punto en la Santa Sede que el cardenal prefecto Marc Ouellet intervino personalmente en el caso. Al parecer, González Montes planeaba blindar nuevos nombramientos curiales en estos días antes de jubilarse, lo que habría precipitado aún más la intervención de Roma.
Aun así, hay quien considera que la Congregación para los Obispos llega tarde después de que en estas casi dos décadas de pastoreo almeriense de González Montes se lanzaran varias alertas a Añastro, a Nunciatura y a Roma. Se remontan incluso a la ya cuestionada gestión de González Montes en Ávila, donde fue obispo durante cinco años, para lamentar que no se tomaran medidas entonces y simplemente se le trasladara de sede, respaldándole por su valía como teólogo.
