Francisco García: “Si no alabamos a Dios, ¿podremos creer en Él?”

La Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca organiza del 5 al 9 de julio el curso ‘La belleza de la fe’

Francisco García: “Si no alabamos a Dios, ¿podremos creer en Él?”

La Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) organiza del 5 al 9 de julio el curso ‘La belleza de la fe’. Una propuesta de reflexión dirigida a laicos, sacerdotes, religiosos, agentes de pastoral y profesores de religión interesados en cuestiones de estética cristiana y patrimonio eclesial. Em esta edición participarán distintos profesores como Gonzalo Tejerina, Carmen Yebra, Emilio J. Justo y Gaspar Hernández, Asunción Escribano y Juan Carlos García Domene. Francisco García, decano de la Facultad de Teología y coordinador del curso presenta en Vida Nueva el trasfondo de esta iniciativa.



Francisco García, decano de la Facultad de Teología de la UPSA

PREGUNTA.- ¿Por qué proponer ‘La belleza de la fe’ mientras intentamos salir de una pandemia?

RESPUESTA.- La respuesta inmediata es porque necesitamos respirar vida. Todos, en especial los que sufren, y esto sin lanzarnos a un consumo de compensación. Hemos de encontrar la forma de la vida bella, en su complementariedad con la buena, también en medio del peso de la existencia. Por otra parte, si solo nos fijamos en la pobreza, la injusticia, el sufrimiento… que ha causado la pandemia (algo necesario por otra parte) ¿cómo alabar a Dios? Y si no alabamos a Dios, ¿podremos creer en Él?

Además, hemos preparado un curso que empezamos a promocionar ahora sobre ‘Cristianismo y vida social. Nuevos subrayados del pensamiento social de la Iglesia’, que afrontaría cuestiones complementarias de nuestra presencia en el mundo. Debe haber espacio para todo.

Solo en la belleza descansamos

P.- En el programa del curso se incluyen diferentes acercamientos a la cuestión. ¿Hay necesidad de belleza?

R.- Solo en la belleza descansamos. ¿No dice esto el relato de la creación de Génesis 1? Pero una belleza no cosmética, no una belleza exhibicionista. Necesitamos, por ejemplo, una belleza del hablar que genere el gusto de escuchar y así la comunión; una belleza del entorno humano urbano, donde podamos perder el miedo a la realidad, donde sentirnos acogidos, protegidos ensanchados; una belleza personalizada en nuestros hogares que nos ofrezca serenidad, una vida eclesial que atraiga la mirada…

P.- En una sociedad como la actual, ¿la belleza puede ser uno de los caminos para hacer más significativa la vivencia de la fe cristiana?

R.- La fe cristiana siempre leyó el versículo “Tú eres el más bello de los hombres” del salmo 45 aplicándolo a Jesús. En ese salmo la amada se reviste igualmente de belleza. ¿Qué pasaría si predicáramos a Cristo haciendo sentir esto, y no solo haciendo sentir que nunca llegamos al ideal moral que nos pone delante? ¿No quiere Dios revestirnos de gloria, en vez de desnudarnos, para que veamos nuestras miserias? Al menos esto es lo que empezó a hacer Dios cuando cubrió la humillación de Adán y Eva con unas pieles mientras abandonaban el paraíso, y lo que quiere culminar revistiéndonos con el Espíritu de su Hijo. 

Una perspectiva transversal

P.- ¿Qué destinatarios suelen acudir a esta propuesta?

R.- Hace tiempo que no ofrecemos un curso de verano. Con este pretendemos llegar a cualquiera que esté interesado en sentarse por unos días a ahondar su propia fe a partir de esta perspectiva de la belleza.

P.- ¿Cómo se enriquece la Teología con estas propuestas interdisciplinares?

R.- La teología está todavía demasiado encerrada en disciplinas separadas y, por eso, muchas veces no se ve su coherencia global. Una perspectiva transversal como esta de la belleza (aunque hay otras) puede hacer ver el movimiento armónico de todas las materias. Es solo así como se puede oír la sinfonía de la fe, y demasiadas veces escuchamos esta sinfonía a través de las diferentes pistas grabadas, pero sin mezclar. Y esto no es bueno.

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