Con mucha alegría y esperanza fueron acogidos en sus comunidades eclesiales los nuevos sacerdotes diocesanos ordenados durante este mes de mayo: Alejandro Fredes Marchant, en la diócesis de Rancagua; Fredy Giraldo Giraldo, en San Bernardo; y en Chillán, Eduardo Mendoza Llanos y Tomás San Martín Urrutia. A ellos se agregan los jesuitas Gonzalo Castro, sj, y José Manuel Cruz, sj, quienes recibieron el orden presbiteral en el inicio del Año Ignaciano.
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A disposición del Señor
En la ordenación de Alejandro Fredes, en la ciudad de San Vicente de Tagua Tagua, diócesis de Rancagua, el obispo Juan Ignacio González expresó la alegría de esa iglesia al contar con un nuevo sacerdote y agregó que “también es un momento para que los jóvenes se cuestionen y piensen en la posibilidad de ponerse a disposición del Señor”. La ceremonia, seguida de manera digital por cientos de personas, permitió que por ese medio llegaran decenas de saludos para el nuevo sacerdote. En el templo estuvieron presente sólo las personas permitidas por el aforo sanitario.
Fredy Giraldo fue ordenado en la capilla del Seminario Mayor San Pedro Apóstol, de la diócesis de San Bernardo, en la Región Metropolitana de Santiago, y fue transmitida a través de las plataformas digitales y comunicacionales de esa casa de formación en conjunto con el Canal ISB del Obispado de San Bernardo, de esta manera familiares, amigos y feligreses pudieron seguir y acompañar la transmisión.
En la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de la comuna de El Carmen, una zona rural cercana a Chillán, a 400 kilómetros al sur de Santiago, se llevó a cabo la ordenación sacerdotal de Eduardo Mendoza, quien eligió como lema ministerial: “Llevamos este tesoro en recipientes de barro” (2 Co 4,7) y estuvo acompañado por su familia y varios sacerdotes, todos cumpliendo las medidas sanitarias.
Más misionero que funcionario
Eduardo recibió la ordenación de manos del obispo Sergio Pérez de Arce, quien en su homilía expresó que espera que sea “un sacerdote más misionero que funcionario. Un sacerdote en salida para una iglesia en salida. (…) Un sacerdote unido a la comunidad y no en solitario. Como pastor, hay que saber estar al frente de la iglesia para guiarla y entregarse por ella, pero nunca separada de ella y del sentido de fe que vive en el conjunto del pueblo de Dios. Debemos ser también sacerdotes unidos al obispo y a los demás presbíteros”.
Dos semanas antes el mismo obispo, también en una parroquia rural, Quirihue, había ordenado sacerdote a Tomás San Martín también para el clero diocesano. En esa oportunidad el obispo dijo al nuevo sacerdote: “Siempre tenemos que mirar el tiempo en que vivimos, porque Dios nos habla en medio de la historia, desde nuestros hermanos con sus desafíos concretos. Y este tiempo está marcado por la pandemia, y lo experimentamos como un tiempo de diversas crisis: la sanitaria, la económica y social, también la crisis eclesial. Todo parece cambiar vertiginosamente y nada parece muy duradero”, expresó el obispo.
Continuó diciendo al nuevo presbítero: “En la Iglesia hablamos de cambio, conversión, como actitud indispensable para ser fieles al Señor y servir a nuestros hermanos en medio de sus dolores y luchas, servirlos con el anuncio de la buena nueva de Jesús. En medio de todo esto, en la palabra de Dios en el día de tu ordenación, el Señor te invita a permanecer en su amor. No tiene esto nada de contradictorio con un espíritu que busca convertirse y servir a los demás en sus circunstancias concretas, sino que nos recuerda cuál es la condición para servir como cristiano y presbítero: permanecer en el amor del Señor“.
Dar la vida por los pobres
El santuario de san Alberto Hurtado, en Santiago, fue el templo elegido para la ordenación sacerdotal de los jesuitas Gonzalo Castro y José Manuel Cruz. La eucaristía fue presidida por el nuevo obispo auxiliar de Santiago, Julio Larrondo, y la comunidad ignaciana les acompañó virtualmente.
Luego de la Liturgia de la Palabra, el provincial de la Compañía de Jesús, Gabriel Roblero, sj, presentó a los dos ordenandos, quienes se comprometieron a consagrarse a la Iglesia, y a obedecer al obispo. Así, expresaron públicamente su voluntad de recibir el Orden presbiteral, consagrándose al servicio de la Iglesia, con humildad y amor, en colaboración del Orden episcopal y dejándose guiar por el Espíritu Santo.
Julio Larrondo, al comenzar su homilía, compartió que esta era su primera ordenación sacerdotal y envió un cariñoso saludo a la comunidad virtual. “Hoy Gonzalo y José Manuel, siguió Larrondo, son consagrados como otros Cristos, para anunciar el Evangelio, celebrar los misterios y dar la vida por los pobres. Ese es su proyecto de vida”.
Más adelante les recordó “como hermano de ustedes en el sacerdocio, que esta consagración confirma el llamado de Jesús siervo, a sanar a los enfermos, anunciar buenas noticias a los pobres, en este tiempo histórico, animar a quienes se sienten afligidos, postergados, al margen de la sociedad, heridos y abandonados. Son llamados a buscar el encuentro y que todos los chilenos y chilenas seamos hermanos. Queremos que la buena noticia de Jesús sea realmente un llamado a construir una patria justa, solidaria y fraterna”, señaló el obispo.