El pasado 29 de septiembre, el papa Francisco autorizaba los decretos por los que se pone en marcha el proceso de beatificación de Francisco Cástor Sojo López y tres compañeros de la hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, Millán Garde, Manuel Galcerá y Aquilino Pastor, asesinados por odio a la fe durante la Guerra Civil. Hoy, la Santa Sede ha anunciado que la ceremonia de beatificación tendrá lugar el próximo 30 de octubre en la catedral de Tortosa.
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“Tenemos que hacer fiesta. Pero, sobre todo, debemos vivir este tiempo como una profunda experiencia espiritual que nos anime a seguir avanzando en la senda hacia la santificación, tanto personal como del conjunto de la Hermandad”, ha animado a los sacerdotes operarios el director de la hermandad, Florencio Abajo Núñez, en un comunicado que ha compartido tras el anuncio de la fecha y el lugar para la celebración.
Asimismo, Abajo ha pedido dar “gracias a Dios por este bien que hace a la Iglesia y a la Hermandad”. Y concluye: “Que el testimonio de los futuros beatos Francisco Cástor, Millán, Manuel y Aquilino ilumine nuestro sacerdocio. Que su sangre derramada ayude a todos los sacerdotes a descubrir en la configuración con Cristo el mejor proyecto para sus vidas”.
Los nuevos beatos
Francisco Cástor Sojo López nació en Madrigalejo, Cáceres. Pronto recibió la vocación al sacerdocio, y a los 11 años ingresa en el Colegio San José de Vocaciones Sacerdotales de Plasencia. Desde allí fue destinado al Colegio Vocacional de Lisboa con los Operarios, y en 1902 fue admitido en la hermandad, siendo ordenado sacerdote en en Plasencia en 1903.
El 6 de julio de 1917 fue nombrado rector del Seminario Mayor de Plasencia. También fue administrador del Seminario de Badajoz durante cinco años, y en 1924 llega al Seminario de Segovia. En 1933 llegó a Ciudad Real como mayordomo del seminario. La madrugada del 13 de septiembre de ese mismo año fue martirizado a las afueras de la ciudad, tal como reconoce la Congregación para las Causas de los Santos, por “odio a la fe”.
Por su parte, Millán Grande, nacido en 1876 y ordenado en 1901, desarrolló su ministerio como formador en Toledo y Badajoz. Asimismo, fue administrador del seminario de Astorga y director del colegio vocacional de Plasencia. Falleció, a consecuencia de los golpes de sus agresores, en una cárcel de Cuenca en julio de 1938.
Manuel Galcerá fue martirizado junto a otras 30 personas de la diócesis de Baeza. Nacido en 1877, ingresó en la hermandad de los Operarios en 1906. También llevó a cabo su ministerio sacerdotal en distintos seminarios de toda España. Por último, Aquilino Pastor, nacido en 1911, es el mártir más joven de la hermandad. De hecho, vivió como sacerdote tan solo un año hasta su martirio, el 28 de agosto de 1936 en el Cerrillo del Aire.