Obispos de Estados Unidos, Centroamérica y México se reunieron los días 1 y 2 de junio pasado en el Seminario Mundelein, en Chicago, para exponer la respuesta de la iglesia estadounidense a la inmigración, así como para buscar una mayor colaboración con los obispos de los países de donde provienen la mayoría de los migrantes.
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En la reunión, en la que también participaron representantes del Vaticano y algunas organizaciones católicas, se analizaron temas como la violencia, el desplazamiento, la búsqueda de seguridad y la oportunidad para comenzar de nuevo.
Se necesitan verdaderos católicos
De manera particular, en el último día de actividades se discutieron los desafíos que enfrenta la Iglesia, incluso mientras intenta que los católicos comprendan la doctrina sobre los migrantes y su dignidad.
En este sentido, el Donald Kerwin, director ejecutivo del Centro de Estudios Migratorios en Nueva York, aseguró que para atender el fenómeno migratorio en la Unión Americana es necesario “evangelizar a los nuestros”.
“Realmente, toda la Iglesia no está con nosotros, y deberíamos ser honestos al respecto. Más que mensajes, necesitamos que los católicos estén en comunión con los migrantes”.
Continuó: “Necesitamos que los católicos sean católicos. No necesitamos que sean republicanos o demócratas, o lo que sea. La iglesia realmente tiene una hermosa visión para reunir a los hijos de Dios, una visión de comunión, una visión de diversidad, y funciona”.
Dos tipos de católicos
La Hermana Norma Pimentel, directora ejecutiva de Caridades Católicas del Valle del Río Grande en la Diócesis de Brownsville, Texas, coincidió con la postura de Kerwin al asegurar que ha visto a muchos católicos a quienes no les gusta la bienvenida que les dan a los migrantes.
La hermana Pimentel –a quien recientemente el papa Francisco hizo llegar un agradecimiento por su gran labor a favor de los migrantes– explicó que en la Iglesia ve dos tipos de católicos: “Aquellos que quieren que les digamos qué hacer, cómo ayudar [a los migrantes]” y aquellos que están “politizados, que creen que lo que estamos haciendo en la frontera está mal“. ”
La organización que encabeza la religiosa, Caridades Católicas del Valle del Río Grande, ha acogido a más de 20,000 personas a lo largo de los años, y trabaja para reunir a las familias separadas en la frontera.
Durante el encuentro también se habló de un posible incremento en el número de personas que en los próximos años intentarán entrar a los Estados Unidos, como resultado de la pandemia, el cambio climático y la desestabilización política en Centroamérica.
México agradece el encuentro
Durante la Misa de clausura, Gustavo Rodríguez Vega, arzobispo de Yucatán (México) y presidente de la Red Eclesial latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas, consideró que la reunión fue extraordinaria, inspirada y guiada por el Espíritu Santo. “La experiencia de los migrantes es una experiencia religiosa”, dijo.
En muchos casos –continuó– los migrantes hablan de la fuerza que encuentran en el peligroso viaje hacia el norte al invocar a “nuestros hermanos y hermanas”, los santos y la Virgen María para ayudarlos durante el viaje.
“Lo que buscan en el viaje es algo que les dé vida –dijo–, aunque algunos encuentran, en cambio, la muerte”.
Al final de la reunión, los obispos participantes se comprometieron a implementar medidas en sus diócesis para ayudar a los migrantes, ya sea que pasen por sus diócesis o se conviertan en residentes permanentes en sus localidades.