África

Samba, la muerte de la migrante que marcó un antes y un después para los CIE

  • El Servicio Jesuita al Migrante expone cómo el fallecimiento de esta mujer congoleña en un centro de internamiento hace una década generó un cambio de postura de la Administración
  • La hija de Samba, que quedó sola en París con solo 7 años, espera poder viajar a España nueve años después





Casi una década después de su muerte, Samba Martine ha ganado una batalla crucial para evitar que otros migrantes sufran lo que acabó con ella. Así lo ha destacado el Servicio Jesuita al Migrante durante la presentación del Informe CIE 2020, en el que han analizado la sentencia sobre el caso de esta migrante congoleña.



“Aunque la sentencia final en lo penal fue absolutoria, en realidad es una victoria”, explica la abogada Cristina Manzanedo. “Se absuelve al médico que quedaba, porque el resto había desaparecido, se había fugado. Pero reconoció fallos en el funcionamiento de la administración, lo que fue clave en el cambio de postura de la Administración”.

“Lo fundamental es que la propia administración reconoce que hubo fallos y su responsabilidad en el fallecimiento de Samba Martine. Por primera vez, la administración reconoce dos fallos estructurales: la falta de coordinación y derivación sanitaria entre los CETI de Ceuta y Melilla y los CIE, y el segundo, la deficiente atención médica de que disponen los migrantes en estos centros”.

Fallos estructurales

“Tras esta resolución, es impensable que cualquier planificación que una administración haga sobre los CIE no contemple la corrección de estos dos problemas estructurales. Y esto da a las ONG una palanca y deben exigir que se corrijan estos fallos”, analiza Manzanedo.

“Samba era una persona gravemente enferma, y lo sabían en el CETI, que nunca debió ingresar en el CEI de Madrid, o debería haberse esa información de la que se disponía”, denuncia Manzanedo.

Enorme acompañamiento social

La abogada destaca “el enorme acompañamiento social, la respuesta de la sociedad civil que se dio en este caso. La administración no sólo negó todo, sino que ni siquiera abrió una investigación para ver qué había ocurrido, ni siquiera la fiscalía. Fuimos la sociedad civil, asociaciones, abogados, activistas, una catedrática de universidad, médicos, incluso se realizó una obra de teatro…”

“Todos juntos hemos podido sostener este proceso durante todo este tiempo y llegar, realizando la investigación social, todo ha sido trabajo en red, trabajo de la sociedad civil, y un enorme trabajo jurídico sostenido en el tiempo. Hay muchas horas de trabajo detrás”.

Trabajo en red

Para Manzanedo, el caso de Samba ejemplifica perfectamente las palabras del Papa Francisco: “a problemas sociales se responde con redes comunitarias”. Nadie de los que participamos habríamos llegado hasta aquí por nuestra cuenta. Sólo en red se ha podido abordar la complejidad y salvar los obstáculos de la administración para cerrar esto. La administración da la bienvenida a la ayuda humanitaria, al acompañamiento, pero no admite la fiscalización”.

Samba es la defensa de una causa, es un símbolo. Pero SJM no defiende solo una causa, defiende a personas. No es lo mismo defender una causa que a personas concretas. Junto al caso de Samba, que acabó fatal, hay otros que acaban bien”, destaca.

Manzanedo hizo hincapié en “el trabajo de acompañamiento diario a las personas, donde dadas las dificultades para garantizar derechos, la presencia en los CIE que es necesaria para acreditar circunstancias particulares de las personas y muchos son puestos en libertad”, concluyó la abogada.

Samba, una familia destruida por un CIE

Samba Martine fue una mujer que huyó con su hija de apenas siete años de la zona más difícil de la República del Congo en busca de una vida mejor para ambas. Provenía de una familia de migrantes, y sus padres vivían en Montreal. Ante la imposibilidad de conseguirle un visado, le pagaron un viaje para que entrara en Europa de manera irregular.

Samba consiguió enviar a su hija a parís, donde esperaba reunirse con ella tras cruzar de manera irregular la frontera de España y salir del CETI tras un tiempo. Nada salió como esperaba. Ella falleció sin la atención médica adecuada, abandonada en el CIE de Madrid, mientras su hija permanecía sola en la capital francesa.

Nueve años después, esa niña, que ya es una joven de 18 años interna en un colegio parisino, continúa preguntándose por qué su madre tuvo que morir. Y espera poder visitar el país donde perdió a su madre para intentar entenderlo. Al menos, sabe que la muerte de Samba no fue en balde. Que significa un antes y un después para muchas personas que pasan por su misma situación. La reparación patrional por el fallecimiento, que la administración debe pagar “se sigue negociando”, según señalaron fuentes de SJM.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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