El Real Monasterio de Guadalupe (Cáceres) se transforma en todo un ‘Observatorio de lo Invisible’. “Será una escuela de verano, un espacio de experimentación en el que nos atreveremos a contemplar lo invisible”, explica el imaginero Javier Viver (Madrid, 1971).
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“Como en un observatorio astronómico, queremos observar el cielo, las estrellas y las galaxias, alcanzar el más allá. El arte y la espiritualidad siempre se han interesado por lo invisible, el misterio del ser humano, su anhelo de inmortalidad, de justicia, de plenitud –prosigue–. Lo sorprendente es que todo eso se encuentra en la entraña de lo cotidiano, en una conversación informal, en la comida y su sobremesa, en la fiesta, en la oración temblorosa y en la intensidad del trabajo creador en cada uno de los talleres. Todo eso es el ‘Observatorio de lo Invisible’”.
Junto al director de orquesta Ignacio Yepes, el arquitecto Benjamín Cano y la pintora María Taruella, Viver ha puesto en marcha la Fundación Vía del Arte. El ‘Observatorio de lo Invisible’ –OI, según sus siglas, como le gusta llamarlo a Viver– es su primer proyecto, que se enmarca, además, en el Año Santo Guadalupense con el apoyo del Arzobispado de Toledo, del Real Monasterio de Guadalupe y de su Hospedería.
“El ‘Observatorio de lo Invisible’ supone el inicio de las actividades de la Fundación Vía del Arte, de la que soy patrono fundador, recién constituida con el fin de promover la creación artística interdisciplinar y la renovación espiritual y del arte sacro”, continúa Viver, entusiasmado ante la convocatoria del curso de verano, programado entre el 26 y el 31 de julio.
Experiencia única
“El Monasterio de Guadalupe ha sido y es un centro de rica creación espiritual y artística ligado a la historia de España –añade el también escultor y fotógrafo–. Entre sus paredes se encuentra un repertorio de la mejor arquitectura, pintura, escultura y ornamentación. Un centro de creación y conservación musical y literaria de primer orden, con obras de artistas como Zurbarán, El Greco, Goya o Luca Giordano. El Año Santo Guadalupense era el marco incomparable en el que celebrar este encuentro”.
Y ahí será donde podrán vivir una “experiencia única”, según Viver: “Estudiantes de cualquier edad con inquietudes artísticas, estudiantes profesionales o amateurs, que sientan su vocación artística y la necesidad de expresar su espiritualidad a través del arte”.
Sí, el Observatorio de lo Invisible “supone una experiencia única de arte y espiritualidad en la que más de cien estudiantes de arte de todas las especialidades se encontrarán para aprender de la mano de otros artistas reconocidos”, manifiesta el creador de La bella pastora del convento del Instituto Iesu Communio de La Aguilera (Burgos).
Talleres prácticos disciplinares
“Será un encuentro e intercambio de ideales e inquietudes, de fiesta y de trabajo, en un monasterio incomparable, durante una semana de intensa creación en la que puedan surgir relaciones duraderas entre los alumnos y con los maestros. Un regalo que recibimos y que, finalmente, no depende de ninguno de nosotros”, anuncia Viver.
El desarrollo será muy sencillo: cada alumno se apunta en un taller práctico disciplinar, cinco horas al día, de la mano de un reconocido artista. Son ocho las opciones que da el Observatorio de lo Invisible. Ignacio Yepes (Música), Benjamín Cano (Arquitectura), Santiago Ydáñez (Pintura), Lupe de la Vallina (Fotografía), Yolanda Ulloa (Teatro), Antonio Barnés (Escritura literaria) y Juan Mazzuchelli (Cerámica), además del propio Viver.
“El tiempo restante se completa con una multitud de actividades transversales, a las que uno puede acudir según sus gustos”, y que enumera el imaginero: conciertos, coloquios, performances, oraciones polifónicas, cinefórum, veladas interdisciplinares, exposiciones y hasta visitas guiadas al monasterio de Guadalupe con los propios artistas. Una “semana intensa de creación”, que se completará con un festival “fin de Observatorio”.