Antonio Bascones es un genio renacentista: una eminencia médica en el campo de la Estomatología, presidente de la Real Academia de Doctores de España y, por si fuera poco, novelista de éxito. Su vida laboral se ha forjado sobre la inteligencia, la perseverancia, el rigor científico y la ética… y su trayectoria literaria sigue los mismos patrones. Con él hablamos sobre su último libro, ‘Ayer’ (Almuzara).
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PREGUNTA.- Uno de los escenarios del libro se sitúa en la madrileña Posada del Peine, donde se alojó la viuda de Bécquer, el pintor Gutiérrez Solana y fue objeto del discurso de ingreso en la RAE de Cela…
RESPUESTA.- El lugar me pareció emblemático al estar relacionado con los avatares e historias del siglo XVII y XVIII. Los grandes literatos y artistas han reflejado en este lugar un cúmulo de misterios y enigmas que hacen del sitio algo relacionado con el secreto y el arcano. (…).
P.- ¿Cómo era aquel Madrid?
R.- La Ilustración fue un movimiento cultural y sociológico que cambió nuestra forma de pensar y actuar. Llegó con el paso de los Austrias a los Borbones y así, de esta manera, Felipe V impulsó todos estos cambios que se manifestaron con la creación de las Academias de la Lengua, Bellas Artes y más tarde del resto. En la sociedad española aparecieron instituciones, sociedades, grupos culturales que al amparo de la corona desarrollaron múltiples facetas culturales. El Madrid aquel era una esponja que deseaba absorber cualquier vestigio de cambio, innovación y cultura.
La vida con otros ojos
P.- Novelista y doctor… ¿cómo se compaginan ambas tareas?
R.- La verdad es que la literatura está llena de médicos escritores. Por no hacer una lista larga señalaré a Baroja, Ramón y Cajal, Marañón y Vital Aza en nuestro país, y fuera de él a Conan Doyle, Chéjov, Somerset Maugham. El estar en contacto con el dolor y la persona que lo sufre te da más posibilidades de exponer ciertas sensibilidades en tus escritos. Te hace ver la vida con otros ojos, en otra dimensión.
P.- ¿Es usted un hombre de fe?
R.- Soy persona de fe y practicante. Creo que esta vida no tiene sentido si no hay algo después. Por ello mis actitudes hacia el prójimo están influidas por esta base religiosa. Ayudar al paciente, aminorar su dolor, influirle ánimo en los momentos graves de la vida es algo importante y más si se hace desde un punto de vista humano. (…).