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Kamala Harris regresa a Estados Unidos con acuerdos para frenar el flujo migratorio desde Centroamérica

En su primer viaje al extranjero como vicepresidenta de los Estados Unidos, firmó una serie de acuerdos para atender el fenómeno migratorio desde la raíz





“Si les damos un sentido de esperanza, de que ya viene la ayuda, se quedarán con su primer preferencia, que es su familia y el lugar donde nacieron”. Con esta frase, la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, resumió en conferencia de prensa en su visita a México la política migratoria que caracterizará la administración del presidente Joe Biden.



La funcionaria norteamericana realizó una breve gira en Guatemala y México, del 6 al 8 de junio, que tuvo como principal objetivo concretar acuerdos para detener el flujo migratorio hacia su país.

Atender el problema de raíz

Ante el gobierno mexicano, Harris dejó en claro que para Estados Unidos es una prioridad atender los problemas que afectan su frontera, pero para ello es necesario abordar la raíz de la migración en los países que la originan.

“La realidad es que se van, pero la mayoría se quiere regresar. Entonces hay que ir a donde existe el problema, hay que conocer y pasar tiempo con ese pueblo porque es el único modo de componer y atender el problema”, dijo.

En este sentido, señaló que el trabajo en los últimos dos meses ha sido reunirse con gente de diferentes sectores y directores de grandes empresas de los Estados Unidos para ver de qué manera pueden participar en una alianza publica-privada para crear recursos económicos y posibilidades económicas para la gente de esta región.

De igual forma, el equipo Biden se ha reunido con organizaciones filantrópicas y líderes de la sociedad civil, tanto de Estados Unidos como de Centroamérica, y a través de la ONU se ha solicitado apoyo de todo el mundo para centrar la atención en esta región y comprender las necesidades que existen.

Acuerdos con México

Harris detalló que con México se ha firmado un memorando de entendimiento de que México, como socio de los Estados Unidos, dotará de recursos a los países de América Central como El Salvador, Honduras y Guatemala, mientras que Estados Unidos aportará 130 millones de dólares estadounidenses al “movimiento de reforma laboral en México“.

“El presidente Joe Biden y yo estamos orgullosos de que vamos a hacer el gobierno más prosindical que haya habido, y en ese sentido, vemos que nos alineamos con la dirigencia de México“, añadió.

La vicepresidenta norteamericana se comprometió a hacer lo necesario, durante la administración Biden, para lidiar con el complejo fenómeno migratorio, atendiendo principalmente las causas de raíz, pero advirtió que esto no se resolverá de la noche a la mañana.

Acuerdos con Guatemala

Previo a su visita a México, Kamala Harris estuvo en Guatemala, donde se comprometió a promover el desarrollo económico del país y frenar la corrupción, como dos medidas fundamentales para frenar el flujo migratorio hacia México y Estados Unidos.

Con el gobierno del presidente Alejandro Giammattei se logró un acuerdo para establecer un grupo de trabajo anticorrupción, así como contra el contrabando de personas, y una iniciativa de apoyo a la mujer joven.

Este acuerdo contempla un monto de 48 millones de dólares por parte de Estados Unidos, que serán destinados a promover la vivienda, las agro-empresas y a los emprendedores.

En el marco de la visita de Kamala Harris a ese país, la Conferencia Episcopal de Guatemala llamó al gobierno de Joe Biden a crear “una política migratoria de Estado, integral, incluyente, presupuestada y con enfoque de país de origen, tránsito, destino y retomo”.

A través de un comunicado, los obispos recordaron a Harris que Guatemala sufre las secuelas de “la corrupción, la impunidad, la exclusión, la injusticia, la inequidad, el abandono y la falta de oportunidades son los principales obstáculos que entorpecen el desarrollo”.

Confianza de la Iglesia mexicana

Por su parte, los obispos de México hicieron lo propio, manifestando su preocupación “por la vigencia plena de los derechos humanos de nuestros hermanos migrantes, muchas veces expuestos a la violencia, a la corrupción, a la impunidad y a la exclusión”.

No obstante, confiaron en que “una nueva época para los migrantes puede inaugurarse si todas las partes nos comprometemos no solo a cuidar retóricamente sus personas, sino a valorar la enorme riqueza que cada uno porta y gracias a la cual, en muchas ocasiones, contribuyen a la construcción del bien común más allá de nuestras propias fronteras”.

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