645,9 millones de euros de patrimonio neto a 31 de diciembre de 2020. Así cerraba el curso el Instituto per le Opere di Religione (IOR), el Banco Vaticano, después de la distribución de los beneficios de 2020 y considerando la asignación a la reserva patrimonial decidida por la Comisión de Cardenales, tal como ha hecho público hoy la Santa Sede.
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Y es que, por noveno año consecutivo, el IOR ha publicado los Estados Financieros en un informe anual auditado por la compañía independiente Mazars. “En 2020, que fue un año muy desafiante para la economía mundial, el Instituto continuó garantizando los servicios financieros para el Estado de la Ciudad del Vaticano y la Iglesia Católica en todo el mundo”, apunta el informe.
“El Instituto”, subraya el documento, “también continuó su trabajo para asegurar la adherencia a la Doctrina Social Católica en todo sus operaciones. La prioridad y compromiso del Instituto con los principios éticos y sociales de la Enseñanza Católica se aplica a las políticas de gestión e inversión por cuenta propia ya los de sus clientes”.
Continuar con las obras
Del mismo modo, la Santa Sede ha apuntado que el pasado 27 de abril de 2021, la Junta de Superintendencia del IOR aprobó por unanimidad el presupuesto para 2020. De acuerdo con los Estatutos, fueron presentados a la Comisión de Cardenales destacando la solidez de las finanzas del IOR en cuanto a su nivel de capital y liquidez, así como su cumplimiento de las mejores prácticas internacionales.
Asimismo, de acuerdo con las indicaciones del papa Francisco, la Comisión de Cardenales decidió la distribución de las ganancias donando el 75% a el Santo Padre o a entidades específicas y destinando el 25% restante a incrementar el patrimonio en línea con el desarrollo continuo del Instituto y su misión de servicio a la Iglesia Católica a largo plazo.
Por último, el informe asevera que, durante el último año, el IOR ha seguido reforzando su equipo de alta dirección y ha aumentado sus inversiones en TIC, incluido un programa de desarrollo integral lanzado con el fin de aumentar la resiliencia de la infraestructura de las TIC y reducir los riesgos de TI y la seguridad cibernética.