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?️ El Podcast de Vida Nueva: La Iglesia alemana, en cuarentena

  • Hoy estrenamos el primer episodio del Podcast de Vida Nueva que podrás escuchar ahora cada viernes
  • Disfruta de todo el contenido seleccionado para ti con toda la actualidad de la Iglesia en el mundo





Hola, te doy la bienvenida a este primer episodio del Podcast de Vida Nueva. Como es la primera vez que compartimos este espacio, permíteme unos minutos para presentarme como es debido. Has escuchado en la cabecera que me llamo José Antonio González, pero a lo mejor te has quedado igual porque tengo un nombre muy genérico. Hace años que mantengo un canal en Youtube que se llama Cinco Panes. Allí subo vídeos cortos en los que suelo desgranar documentos del magisterio de la Iglesia. También colaboro con esta casa, Vida Nueva, escribiendo un blog titulado “De pequeño quiero ser…”, en el que a partir de vivencias relacionadas con la crianza de mi hijo comparto reflexiones que me surgen sobre la fe o la vida pastoral y eclesial. Hasta aquí la presentación. Esto es lo básico sobre mí, tampoco vamos a llenar el episodio con mi propia vida.



Así que, ahora, habría que preguntarse: ¿De qué vamos a hablar hoy?

Pues de un tema que se está acogiendo con una diversidad tremenda en el seno de la Iglesia. Esta semana la portada de Vida Nueva trae un titular fantástico; dice: “La Iglesia alemana, en cuarentena” y subtitula “el Vaticano investiga los posibles ‘excesos’ del Camino Sinodal”. Digo que me parece fantástico por la elección de la palabra cuarentena, tan propia de la situación sanitaria que llevamos viviendo desde la irrupción de la Covid-19 en la vida planetaria. ¿Ha sido la Iglesia germana cercada en un cubículo de seguridad y estanco para que no contamine al resto de la Iglesia Universal?

El episodio de hoy va a tratar sobre lo que en idioma alemán se dice “Der synodale weg” y que se traduce como “el Camino Sinodal”. ¿Qué es? ¿Qué implicaciones está teniendo en la Iglesia alemana? ¿Y en la Iglesia Universal? Hablaremos sobre ello.

También repasaremos algunas de las noticias e informaciones que más me han llamado la atención durante la última semana y para terminar, daremos paso a otras voces diferentes de la mía.


Der synodale weg, “ese camino”

Para poder entender de qué trata todo este asunto del Camino Sinodal que la Iglesia alemana está llevando a cabo es conveniente que primero hagamos un pequeño repaso a ciertos antecedentes concretos, así podremos tener una perspectiva más amplia para contextualizar toda la información que trae la revista sobre el tema.

Podríamos remontarnos a la década de 1970, que es cuando se celebró el Sínodo de Würzburg, pero no nos vamos a ir tan atrás en el tiempo. El análisis que realiza Margit Eckholt en la página 11 sí que entra en más detalles temporales.

Por el momento vamos a comenzar el recorrido en el año 2018, y es que en septiembre de ese año se publica un informe que revela que en el seno de la Iglesia Católica de Alemania, más de 3600 menores sufrieron abusos por parte de más de 1600 presbíteros, diáconos y religiosos varones. Todo ello entre los años 1946 y 2014. La cifra, desde luego, es desconcertante. Una sola persona abusada ya sería algo contrario a las enseñanzas del Maestro, de Jesús de Nazaret, del Cristo de Dios, ¿pero 3600? ¿Y menores de edad? Es comprensible que la aparición de este informe removiera conciencias a muchos niveles.

Diciembre de 2019. La Conferencia Episcopal Alemana, con Reinhard Marx a la cabeza, inicia un proceso al que llaman “Der synodale weg”, el Camino Sinodal, con el que pretenden discernir y proyectar una nueva coexistencia de laicos y presbíteros en la Iglesia alemana.

Febrero de 2020. Aparecen las primeras caras conocidas mostrando su rechazo a este proceso. El cardenal Müller afirma que los obispos alemanes deben pedir perdón al Vaticano por el acto cismático de tomar decisiones propias o plantear preguntas sobre las enseñanzas de la Iglesia.

Marzo de 2020, se renueva la directiva de la Conferencia Episcopal Alemana. Reinhard Marx no continúa al frente de la misma y Georg Bätzing le sucede en la presidencia. En aquel momento, Bätzing dice explícitamente a la prensa: “No soy un segundo Reinhard Marx, soy Georg Bätzing”. Esta afirmación puede ser leída de muchas maneras. “¿Estoy de acuerdo con Marx? ¿No lo estoy? ¿No quiero que me comparéis todo el rato?” En este sentido me vienen a la cabeza esas diócesis en las que un obispo ha vivido bajo la sombra de su predecesor hasta ser sucedido después por otro.

Siguiendo con el repaso cronológico… ¡Bum! ¡Covid-19! Se trastoca la planificación del proceso. Mascarillas, cierres perimetrales, aislamientos colectivos… La vida del mundo se para por un momento.

Mayo de 2020. El cardenal Marx es entrevistado por el medio alemán Spiegel y dice lo siguiente: “El papa me dijo: ¡Te están mirando! Lo dijo como un estímulo y una advertencia”.

Octubre de 2020, el arzobispo de Colonia, el cardenal Woelki encarga un informe independiente sobre abusos en su territorio. Recuerda que en septiembre del 18 se publicaron los resultados del otro informe a nivel general de la Iglesia alemana.

Enero de 2021. Se completa un texto de más de 30 páginas sobre poder y separación de poderes en la Iglesia, sobre participación común y reparto de la misión. A su frente están un obispo castrense y una laica. El obispo se llama Franz-Josef Overbeck y en las páginas 16 y 17 del número de Vida Nueva hay una entrevista con él.

Marzo de 2021. Se presenta el resultado del informe encargado por el cardenal Woelki en octubre. El texto habla de 314 víctimas y 202 agresores entre los años 1975 y 2018. ⅔ de los agresores pertenecientes al clero.

También en marzo de 2021. La Congregación para la Doctrina de la Fe publica un documento en el que se responde a una pregunta sobre si la Iglesia puede bendecir uniones de personas del mismo sexo. El texto dice que no. Y ojo, porque se publica la festividad de la Cátedra de San Pedro, por aquello del “lo que ates en la Tierra…” del Evangelio según San Mateo (cf. Mt 16, 19).

Lo dejamos aquí, que nos desviamos del tema. Venga, sigamos con el repaso cronológico.

Mayo de 2021. El papa Francisco visita la archidiócesis de Colonia para examinar la situación pastoral y la gestión de los casos de abusos sexuales. Acuérdate: el informe del cardenal Woelki hablaba sobre 314 víctimas de abusos.

También en mayo de 2021. Más de un centenar de templos alemanes acogen celebraciones para agradecer la diversidad de los diferentes proyectos de vida e historias de amor de las personas. Se bendicen uniones formadas por personas del mismo sexo.

Junio de 2021. La Nunciatura Apostólica en Alemania abre una investigación de encubrimiento en la diócesis de Colonia que implicaría al cardenal Woelki (sí, sí, el mismo que solicitó el informe en octubre de 2020).

Junio de 2021. Hace solo unos días. Se publica una carta en la que el cardenal Reinhard Marx ofrece su renuncia al papa Francisco, diciendo que está “dispuesto a asumir la responsabilidad personal”, no solo por sus propios errores sino por la Iglesia como institución.

También Junio de 2021. Ayer mismo. Francisco hace pública una carta en la que se niega a aceptar la renuncia del cardenal Marx. Dice: “Si te viene la tentación de pensar que al confirmar tu misión, este Obispo de Roma no te comprende, pensá en lo que sintió Pedro delante del Señor cuando a su modo, le presentó la renuncia”.

La Iglesia alemana, en boca de todo el mundo

Con todo lo que he relatado hace un momento, pero también con lo que se ha quedado en el tintero, no me parece raro que la Iglesia de Alemania esté en boca de todo el mundo.

En la sección A Fondo de este número, podemos leer sobre la preocupación que se puede percibir en el Vaticano. Y es que al cardenal Müller que ya había expresado su rechazo por el proceso de discernimiento casi al comienzo del mismo, se le han ido uniendo otras voces como la del cardenal Walter Brandmüller, especialmente a raíz de lo ocurrido en mayo con la bendición de parejas del mismo sexo. En particular, me llama la atención que este cardenal asegure que “la gran mayoría” de los católicos alemanes que frecuenta la misa dominical sienta “poquísimo interés” por la asamblea sinodal. Disculpa mi atrevimiento, pero a mí esto me suena a la proyección emocional que un padre realiza sobre su hijo. “A Fermín no le gustan las manzanas”. Ya, bueno. ¿Pero tú le has explicado primero lo que es una manzana, a qué sabe, cómo se puede comer, las variedades que hay o dónde puede hacerse con una?

Siguiendo con las voces en contra del camino sinodal también nos encontramos con una habitual, la del cardenal Robert Sarah, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino. Él lamenta que la Iglesia esté hoy en un “Viernes Santo”, en el que “la barca parece que hace aguas por todas partes”. A su vez, se pregunta lo que quedará del Evangelio si todo esto llega al final. Y afirma con rotundidad: una verdadera apostasía silenciosa.

Pero claro, si todo el mundo estuviera de acuerdo no habría polémica. Y es que no todos los cardenales se expresan en iguales términos. Mario Grech, por ejemplo, dice: “estamos aquí para ayudar a las Iglesias locales en estos procesos”.

Por su parte, el presidente de la Conferencia Espiscopal germana, Georg Bätzing, lamentó que para algunos en el Vaticano el Camino Sinodal se considere “demasiado protestante” y como un peligro para la unidad de la Iglesia. Por si lo olvidaste, te recuerdo que Georg Bätzing sucedió el año pasado a Reinhard Marx al frente de la Conferencia Episcopal de Alemania. Cuando todo el lío de las bendiciones a parejas homosexuales, Bätzing abrió en su propia diócesis un proceso para explorar esa posibilidad, aunque reculó cuando la Congregación para la Doctrina de la Fe hizo pública su respuesta. Decía Bätzing que “las bendiciones no podían convertirse en instrumentos de manifestación o acciones de protesta”. Y en mi opinión tenía toda la razón del mundo. Pero también creo que si vamos por ahí bendiciendo barcos o lo que se nos ocurra, no estaría de más plantearse una revisión concienzuda de todo el asunto.

Pues es en medio de todo este maremagnum de tira y afloja que el cardenal Reinhard Marx hace pública su carta de renuncia. Lo que más me sorprende del asunto es que él, en su documento, asuma la responsabilidad sobre la mala gestión de los abusos, sin que este tema le señale siquiera de manera indirecta. Es decir, está asumiendo una responsabilidad que no le pertenece a nivel individual, sino que se convierte en rostro visible de la Iglesia como institución pública. Él lo escribe así: “asumir la corresponsabilidad de la catástrofe de los abusos sexuales por parte de los miembros de la Iglesia en las últimas décadas”.

Vamos a dibujar el cuadro de otra manera, para que la información de conjunto se pueda percibir mejor. Recuerda que el arzobispo de Colonia, Rainer Maria Woelki, encarga un informe que concluye que al menos 314 personas fueron abusadas en el lugar que él tenía encomendado. Su voz es una de las más críticas con el Camino Sinodal. Pero no dice nada. El cardenal Marx, por su parte, es impulsor del Camino Sinodal que persigue, entre otras cosas, depurar las estructuras de poder en la Iglesia. La cuestión de los abusos no parece señalarle, ni directa ni indirectamente. Habla con el papa y dimite.

Pues precisamente porque puestas una junto a la otra, ambas situaciones llaman la atención, en una rueda de prensa posterior se preguntó a Marx sobre si estaba refiriéndose a Woelki cuando escribía que “algunos en la Iglesia no quieren admitir este elemento de corresponsabilidad”. ¿Y qué piensas tú que dijo? Pues ni mú. No quiso apuntar con el dedo.

Sea como fuere, toda esta cuestión de los abusos no le pasa por alto al papa Francisco. El Santo Padre ha enviado al cardenal de Estocolmo y al presidente neerlandés de los obispos para visitar Colonia y estudiar las 800 páginas del estudio encargado por Woelki.

Aún te digo más, la carta que ayer mismo firmó el papa Francisco para decirle a Marx que no aceptaba su renuncia también tiene mucha enjundia. ¿No te lo crees? Escucha lo que dice el primer párrafo: “Me decís que estás atravesando un momento de crisis, y no sólo vos sino también la Iglesia en Alemania lo está viviendo. Toda la Iglesia está en crisis a causa del asunto de los abusos; más aún, la Iglesia hoy no puede dar un paso adelante sin asumir esta crisis. La política del avestruz no lleva a nada, y la crisis tiene que ser asumida desde nuestra fe pascual. Los sociologismos, los psicologismos, no sirven. Asumir la crisis, personal y comunitariamente, es el único camino fecundo porque de una crisis no se sale solo sino en comunidad y además debemos tener en cuenta que de una crisis se sale o mejor o peor, pero nunca igual”.

Últimas pinceladas

Para ir cerrando el tema de portada de esta semana, hay un par de apuntes que me gustaría hacer.

En la página 13 de la revista, debajo a la derecha, hay un pequeño párrafo que expone la opinión del cardenal Kasper sobre el Camino Sinodal. Para este cardenal, el Camino Sinodal está tomando unos derroteros cuestionables, en tanto que considera que la vía abierta “no es un sínodo como tal”. ¿Sabes quién es este cardenal Kasper? Durante el cónclave que se realizó después de la renuncia de Benedicto XVI, resultó que Kasper se alojaba en el dormitorio frente al de Bergoglio. Y sucedió una cosa curiosa. Kasper le regaló a Bergoglio un libro titulado “Misericordia”. Bergoglio lo toma y dice: “Esta es la palabra de nuestro Dios, sin ella estamos perdidos”. Después, ya como Francisco, todas hemos podido comprobar el impacto que la misericordia tiene en su pontificado.

Otro detalle que me gusta mucho es el que indica Antonio Pelayo en su texto titulado “Der brief” (la carta). Allí indica que antes de que el cardenal Marx firme su carta de renuncia, escribe “Obediencia y paz. Recemos los unos por los otros”. Las dos primeras palabras, eran el lema episcopal de san Juan XXIII.

Y ya para terminar con toda la cuestión de la Iglesia Alemana, cabe recordar que ya hay disponible un primer borrador del proceso sinodal en el que se revisan cuatro cuestiones: Poder, separación de poderes en la Iglesia, participación común y reparto de la misión. Tiene 30 páginas, pero se realizan propuestas concretas: elecciones episcopales, referéndum para ordenar mujeres y la creación de comités de laicos para supervisar a los obispos. Sobre esto último tengo mis dudas personales, no porque no crea que los obispos no deban rendir cuentas al Pueblo de Dios. Creo que deben hacerlo, especialmente cuando se materializa la dejadez, la desidia o el abandono efectivo de la atención pastoral debida a quienes están a su cargo.

No, lo que me suscita interrogantes es el hecho de que una vez instaurada una comisión de supervisión, conviene blindarla frente a la ocupación por parte de grupos de presión, tengan el signo que tengan. Es ingenuo pensar que quien quiere extender sus tentáculos de control vaya a pasar por alto la oportunidad de influir en las acciones y decisiones que se tomen en un lugar en particular.

El documento también habla sobre ministros sobrecargados, quizás por asumir demasiados cargos o querer estar en demasiados lugares a la vez. Hace falta que creyentes cualificados y llamados asuman tareas de dirección en la Iglesia.

Y ahora sí, para terminar, una de esas cuestiones en cierta medida controvertida. Se pide un referéndum en Alemania, dirigido al Vaticano, sobre la cuestión del celibato y los denominados viri probati. Yo reconozco que echo de menos que también se hable sobre “Feminae probatae”. Si hay que probar la valía, quizás pueda revisarse en ambos casos. Sobre esto, una anécdota que me ha ocurrido mientras preparaba este episodio. Google tiene una herramienta para traducir palabras y textos a otros idiomas. Yo a veces la uso para saber cómo se pronuncian ciertos términos en idiomas que no hablo. Pues como yo nunca he estudiado latín, había introducido las expresiones “Viri probati” y “Feminae probatae” para ver cómo tenía que decirlo y resulta que la traducción que he obtenido me ha hecho cierta gracia. Resulta que “Feminae probatae” lo traduce como, atención, señoras. Pero es que “Viri probati”, ¿sabes qué es lo que dice? Pues resulta que lo traduce como “del problema”. Sí, sí, del problema. A ver si va a ser verdad que se trata de un problema, porque si el ilusoriamente todopoderoso Google lo afirma…

Repaso a las noticias de la semana

Vamos ahora a dar un repaso rápido a las noticias que pudimos leer en la web de Vida Nueva durante la última semana.

Sábado

En su tribuna, José Antonio Varela Vidal recuerda la carta firmada por 18 congregaciones religiosas dirigida a las autoridades de Camaguey, en Cuba, en la que retratan la dramática situación económica, sanitaria y social, que vive gran parte de la población en la Isla caribeña. En ella se habla sobre diversos dramas que enfrenta el país: salarios insuficientes, subida de precios, disminuir subsidios, etc… ¿Qué hacemos como Iglesia en situaciones cronificadas como esta? ¿Sólo análisis? ¿Se puede hacer palanca para que salte el engranaje gira engrasado con el sufrimiento de enormes masas de personas?

Domingo

A raíz del descubrimiento de los restos de 215 niños indígenas en un internado de Canadá, el papa Francisco reclama en el ángelus que se “arroje luz” sobre este asunto. La noticia del descubrimiento, cuanto menos, pone los pelos de punta, no por el morboso miedo cinematográfico, sino por la tristeza profunda que se instala al pensar en esas 215 vidas terminadas antes de tiempo.

Lunes

En una audiencia a la comunidad sacerdotal de San Luis de los Franceses, el papa Francisco dijo: “Si quieres ser un intelectual y no pastor, pide la dispensa”. ¿Algún alma caritativa que le haga llegar esta noticia a los presbíteros que pasan todo su ministerio detrás de una mesa sin contacto encarnado con el Pueblo de Dios?

Martes

Desde el santuario de Lourdes llega la noticia de que van a representar un musical para recuperar peregrinos. Lo han llamado “Las noches de Lourdes” o, en francés, “Les nuits de Lourdes”. Sin desmerecer la iniciativa, yo creo que a veces perdemos la perspectiva sobre el lugar en el que tienen que estar puestas nuestras atenciones y nuestros esfuerzos.

Miércoles

Una noticia terrible. Se hace pública la información de que el Daesh asesina a cinco cristianos en el Sahel africano. Igual de terrible habría sido si hubieran sido cinco musulmanes, cinco budistas o cinco zoroastrianos. Este tipo de información siempre me lleva a preguntarme por los intereses últimos de tales actos bárbaros, por las personas que alientan y financian a estos grupos. Y termino cuestionándome si yo, al comprar determinado producto en el supermercado, estoy enviando dinero para fabricar esas balas a través de empresas subsidiarias que se absorben unas a otras.

Jueves

El Vaticano registra la sede de la cooperativa del hermano del cardenal Becciu. Al parecer había algunas cuestiones opacas relativas a los negocios de los familiares del cardenal en la región de Cerdeña. ¿Recuerdas que antes he hablado sobre la misericordia? Acuérdate de que después del lío financiero que se montó, el papa Francisco se presentó en el apartamento de Becciu para celebrar los oficios del Jueves Santo.

Otras voces

En este espacio abro el micro a otras personas ligadas a la revista Vida Nueva. Si te parece bien, vamos a escuchar a Mateo González explicarnos su visión sobre el descubrimiento de los restos de niños indígenas encontrados en Canadá. Este extracto forma parte de su blog “Me lo pregunto”, y lleva por título “¿Se puede pasar página tras lo ocurrido en los internados canadienses?

El pasado jueves, 3 de junio, en el entorno de un antiguo internado para niños indígenas de Kamloops, en la Columbia Británica de Canadá, se encontraron los restos de 215 alumnos muertos y olvidados. Dicho hallazgo ha conmocionado a todo el país. Mientras, el primer ministro, Justin Trudeau, apuntaba directamente hacia los obispos, el Vaticano y las altas jerarquías católicas de la responsabilidad de lo ocurrido –en una estrategia habitual de este líder en todo lo que a pasado indigenista se refiere–.

En estas décadas se han producido algunas muestras de repudio del sistema pedagógico de reeducación para acabar con las lenguas y tradiciones de los nativos que se desarrollaban en estos centros. Una mentalidad educativa que abrió la puerta a otros tipos de abusos y desarraigos. Se calcula que por esos centros pasaron unos 150.000 menores a lo largo de su historia.

Mientras Trudeau azuzaba a los obispos y al Vaticano, Francisco se reunió este sábado con dos cardenales canadienses muy cercanos. Acto seguido, en el ángelus de este domingo de Corpus, 6 de junio, el Papa no pasó de puntillas sobre la cuestión. He aquí la literalidad de sus palabras:

Sigo con dolor las noticias procedentes de Canadá sobre el espantoso descubrimiento de los restos de 215 niños, alumnos del Colegio Residencial Indio de Kamloops, en la provincia de Columbia Británica. Me uno a los obispos canadienses y a toda la Iglesia católica de Canadá para expresar mi cercanía al pueblo canadiense, que ha quedado traumatizado por la impactante noticia. El triste descubrimiento aumenta nuestra conciencia del dolor y el sufrimiento del pasado. Las autoridades políticas y religiosas de Canadá seguirán colaborando con determinación para arrojar luz sobre este triste acontecimiento y comprometerse humildemente en un camino de reconciliación y sanación. Estos tiempos difíciles son una fuerte llamada para que todos nos alejemos del modelo colonizador y caminemos juntos en el diálogo, el respeto mutuo y el reconocimiento de los derechos y valores culturales de todas las hijas e hijos de Canadá. Encomendamos al Señor las almas de todos los niños que han muerto en los internados de Canadá y rezamos por las familias y las comunidades indígenas canadienses, que están sumidas en el dolor. Rezamos en silencio.

Terrible situación. Mateo finaliza su blog con estas palabras que podemos vincular a la encíclica ‘Fratelli Tutti’: “¡Qué daño hacen los populismos cuando ni siquiera se puede llorar a unos (niños) muertos!”

Comentario al Evangelio

Va siendo hora de terminar con el episodio. Vamos a hacerlo con un comentario sobre el Evangelio de este domingo realizado por el padre Ángel Moreno de Buenafuente.

Despedida

Bueno, pues vamos a terminar con el episodio de hoy. Espero que te haya gustado. Gracias por haberme acompañado hasta aquí. Ojalá mi voz se encuentre con tu oído la próxima semana. 

Un saludo. Te deseo que esta semana tengas mucha más Vida Nueva.


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