En una eucaristía presidida por Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente del Episcopado colombiano, se consagró una vez más a Colombia, en especial a las familias, al Sagrado Corazón de Jesús.
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El prelado ha recordado que “el 22 de junio de 1902, al superar la Guerra de los Mil Días, se consagró por primera vez la República de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús”.
“Desde aquel día ha venido creciendo en el pueblo colombiano la confianza en el auxilio inefable de Nuestro Señor Jesucristo”, acotó.
Llegar a toda Colombia
Urbina afirmó que “con el corazón de Cristo se busca llegar a toda Colombia para ser un espacio de protección para la vida y haciendo sensibles los grandes valores de la bondad, la verdad, la fraternidad, la justicia y la reconciliación que brota de la persona”.
“Mirando el corazón maravilloso de Dios, todos tenemos un camino para ser constructores de Colombia consagrada al Corazón de Cristo”, por ende, “del corazón nuevo nacerán nuevos sistemas, nuevas instituciones, nuevos caminos”
“Un corazón nuevo garantiza una visión nueva, libertad profunda, sentido de la justicia y el respeto de los derechos humanos, la solidaridad con los más desprotegidos y descartados, y la confianza que brota de reconocernos hermanos y hermanas”, afirmó.
También han participado el cardenal Rubén Salazar; el nuncio apostólico Colombia, Luis Mariano Montemayor; los arzobispos Luis José Rueda (Bogotá), Ricardo Tobón (Medellín), Omar Sánchez (Popayán) y Gabriel Villa (Tunja), entre otros.
Aportar al desarrollo integral
El llamado del presidente del Episcopado colombiano es a aportar a un desarrollo integral sostenible: “No es un camino fácil, ni existe una fórmula mágica”, para ello se debe “superar los conflictos, las divisiones, las violencias, las injusticias y las inequidades”.
De igual manera “todos somos responsables de esa inmensa tarea, los dirigentes del país, las diversas organizaciones, la educación en sus diversas etapas, que no debe ser una educación para un país ideal sino real”.
Por tanto “nosotros los creyentes que participamos de los diversos espacios de la vida familiar, cultural, social, económica y política siendo fermento de paz”.
Inclusive “solo un corazón nuevo a imagen del Corazón de Cristo, lleno de amor y misericordia, nos comprometerá con toda nuestra fuerza en la construcción fraterna de una nación nueva y en paz”.
Artesanos de paz
Una vez más el arzobispo ha reiterado el llamado a ser artesanos de paz, en tanto esta responsabilidad recae en la familia “como espacio insustituible para aprender el abecedario de la paz”.
Asimismo la escuela “tiene la tarea de ayudar a formar el corazón”, y en la sociedad en “sus diversas expresiones sociales, culturales, comunicacionales, económicas y políticas”.
“La paz, entonces, queridas y queridos colombianos, es una tarea confiada a nosotros como personas y estará siempre en construcción, es frágil, difícil, por ello todos la buscamos, todos estamos invitados a generar una mentalidad pública, una conciencia de todos que la haga deseable y posible”, acotó.
Foto: Arquidiócesis de Bogotá