La Iglesia no se salva de la nueva factura de la luz. Aunque en muchos casos, en las diócesis o parroquias tienen “los deberes avanzados”, con contratos adaptados a sus necesidades o por la adquisición de bombillas leds y hábitos de ahorro de energía, los responsables reconocen que esperan con preocupación la próxima factura.
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No obstante, el mayor temor en la Iglesia es por los principales perjudicados, los menos favorecidos. Así lo expresó el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella. El prelado publicó un tuit en el que pedía que se buscaran soluciones:
Nunca el precio de la luz se había disparado tanto. Más de un 40% en las horas punta. Esto castigará especialmente las familias más vulnerables.
¿Qué tienen que hacer los que no van a poder pagar? ¿Vivir a oscuras?
Seguro que entre todos podemos encontrar una solución.
— Card. Juan José Omella (@OmellaCardenal) June 9, 2021
Por su parte, Sebastián Mora, profesor de la Universidad Pontificia Comillas, subraya a Vida Nueva que hay que tener en cuenta el punto de partida de cada familia, de cada institución y cada persona a la hora de analizar el impacto que significará para cada uno.
“Aunque es necesario hacer un análisis de lo que supondrá en realidad el cambio de tarifas a posteriori, el análisis previo indica que las personas más desfavorecidas serán las más afectadas”.
Los más desfavorecidos, doble penalización
Para el ex secretario general de Cáritas España, no es solo por el importe que tendrán que abonar: “Las nuevas tarifas tratan de cambiar nuestros hábitos de consumo de electricidad. Los que menos tienen llegan a este punto en peores condiciones, que les penalizarán de manera adicional”.
El experto explica que esto se debe a que estas familias “tienen casas de peor eficiencia energética, por lo que el gasto es superior para mantener la temperatura óptima: poseen electrodomésticos de mayor consumo, al no poder pagar los que más ahorran. Además, no tienen acceso a rentas para poder afrontar nuevos gastos”.
“Ni calentar un vasito de leche”
En la misma línea, pero más vehemente, se manifiesta el padre Ángel: “Hasta ahora venían familias a San Antón a pedirnos que les ayudáramos con el poquito que les faltaba para poder pagar el recibo… A partir del mes que viene me temo que no vendrán muchos porque no tendrán luz que pagar”.
“No podemos permanecer en silencio ante este atropello -continúa el fundador de Mensajeros por la Paz-. Ojalá que las iglesias, los palacios, el Congreso de los Diputados, se queden a oscuras igual que esas familias que ya no podrán ni calentar un vasito de leche a sus hijos. Es un sinsentido que sean los pobres los que tengan que pagar todo… los ricos seguirán durmiendo, mientras que las familias humildes estarán poniendo lavadoras o planchando por la noche”, lamentó.
“Ya no podemos pagar la factura”
Una situación que conocen las religiosas concepcionistas de Toledo. La madre superiora, sor María Julia, no esconde su preocupación por lo que les espera: “Esta nueva subida nos afecta muchísimo porque a nosotras ya nos cuesta mucho poder pagar la factura”.
La superiora destaca que las coladas a horas intempestivas no le son desconocidas. “Yo pongo todas las lavadoras cuando nos levantamos, a las seis de la mañana. Todo lo que se puede hacer en las horas más baratas, se hace”. Sin embargo, “no tenemos solución para los frigoríficos para mantener la comida”.