Alguien que conoce bien por dentro el Camino Sinodal alemán desde antes de que comenzara, en el Adviento de 2019, es Franz-Josef Overbeck, de 56 años, presidente de una de sus comisiones: la dedicada a desterrar toda forma de clericalismo en el funcionamiento de las diócesis y parroquias–. Formado en Roma, fue ordenado sacerdote en 1989 por el entonces cardenal Joseph Ratzinger y es originario de la Diócesis de Münster, de la que fue obispo auxiliar durante dos años –gracias al nombramiento de Benedicto XVI–.
Desde 2009, es obispo titular de Essen, a orillas del Ruhr, en el estado alemán de Renania del Norte-Westfalia, y desde 2011, además, es el ordinario castrense. En la Conferencia Episcopal es responsable de la comisión de asuntos sociales, además es uno de los vicepresidentes de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea. En el Vaticano forma parte de la Pontificia Comisión para América Latina y del Consejo Pontificio de la Cultura.
Es uno de los prelados alemanes que más ha defendido que, en la asamblea sinodal, se pongan sobre la mesa cuestiones como la mujer y el sacerdocio o la acogida de los homosexuales en la Iglesia. De hecho, el pasado 10 de mayo, su diócesis respaldó la iniciativa para bendecir todo tipo de parejas como reacción a la prohibición expresa por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe a desarrollar cualquier liturgia similar con parejas del mismo sexo. La de Essen fue la única catedral alemana que acogió estos ritos.
PREGUNTA.- Más allá del impacto de la pandemia, ¿cómo se están preparando las próximas etapas del Camino Sinodal?
RESPUESTA.- La pandemia del coronavirus ha hecho necesario trasladar nuestras deliberaciones al espacio digital. En el primero de los foros, dedicado al Poder y separación de poderes en la Iglesia, que he presidido junto con el doctor Lücking-Michel, hemos acordado en los últimos meses un texto básico en el que se propone la reforma de nuestras propias estructuras de poder como un proceso básico de una Iglesia en salida, y enumera los pasos necesarios que hay que dar para conseguirlo. Esto es lo que tenemos que hacer ahora y lo que también dará forma a nuestro trabajo después de la pandemia.
Por eso es importante que podamos reunirnos de nuevo como cristianos católicos que queremos celebrar nuestra fe juntos. El Camino Sinodal siempre tiene una dimensión espiritual y solo puede concretarse a través de los procesos básicos esenciales que conforman toda vida eclesial: el anuncio del Evangelio, la liturgia, la práctica de la caridad y la comunidad de creyentes. Por eso, no puede haber pasos de reforma que ignoren la constitución sacramental de la Iglesia. El objetivo es definir, de forma eminentemente nuclear, la cuestión de lo que significa ser cristiano y, en general, cómo ser Iglesia en nuestro tiempo presente.
P.- ¿Se van a introducir modificaciones en la metodología antes de la siguiente asamblea?
R.- No está previsto que se produzcan cambios en la metodología, pero en cuanto sea posible de nuevo –siempre de forma responsable–, nos reuniremos de forma presencial. Considero que esto es sumamente importante, sobre todo teniendo en cuenta el carácter sinodal de este proceso, que también vive del encuentro y de la oración en común. El Camino Sinodal se acompañará también de acontecimientos a nivel diocesano, que pondrán de manifiesto la perspectiva de la evangelización, para destacar su lugar en la vida cotidiana de los fieles