La coalición política 1Sambayan, que reúne a los opositores del presidente filipino, Rodrigo Duterte, sigue sumando fuerzas. El 12 de junio, coincidiendo con la designación pública de posibles candidatos a la presidencia y vicepresidencia del país asiático para las elecciones de 2022, por primera vez, dos instituciones vinculadas a la Iglesia católica se han unido a esta amplia alianza de grupos constituida el pasado mes de marzo y que busca impedir la reelección del mandatario. Se trata del Centro St Arnold Jansen Kalinga, de los Misioneros del Verbo Divino, y el Seminario de la Escuela de Teología San Vicente.
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“No tolero a las personas o líderes que matan o quitan la vida a otros, que son corruptos e irrespetuosos”, denunciaba en redes sociales ese mismo día el padre Flavie Villanueva, fundador del Centro St Arnold Jansen Kalinga y conocido por sus críticas a la cruzada de Duterte contra el narcotráfico. Para el misionero, según la agencia católica de noticias UCA News que se hace eco de la noticia, “la verdadera libertad surge del liderazgo acompañado de una fuerte fibra moral, un corazón al servicio [de los pobres] y personas íntegras al servicio de nuestra nación herida”
Desde la escuela teológica dirigida por los religiosos vicentinos, se ha justificado su decisión de unirse a esta plataforma opositora contra Duterte como una expresión más de los principios que rigen el centro, entre otros, “practicar la teología desde las periferias”. “En la Escuela de Teología San Vicente, los estudiantes no solo estamos anclados en la teoría, sino también en la realidad”, explica a la misma fuente el seminarista Angelo Sarita, convencido de que se trata de “luchar contra una realidad donde reina el sufrimiento”.
Ambas instituciones eclesiales se han distinguido por haber ayudado activamente a las comunidades más pobres de Filipinas a través de programas alimentarios sobre el terreno.
Alentar el cambio
1Sambayan, alianza integrada por grupos de denuncia al Gobierno por corrupción y ejecuciones extrajudiciales, ha dado a conocer una lista de seis personas a las que quiere postular para las elecciones presidenciales del próximo año. Entre ellas se encuentran la actual vicepresidenta, Leni Robredo, y la senadora Grace Poe.
Desde Manila, la capital, algunos miembros de la archidiócesis también han mostrado su apoyo a las instituciones católicas que se han unido a la coalición anti-Duterte, calificando su movimiento de “moral más que política”. “Esperamos que se unan más grupos. No se trata solo de un individuo [Duterte], sino de los males sociales que acosan a Filipinas”, lamentó a ‘UCA News’ Frank De Leon, funcionario de la Iglesia. “La jerarquía de la Iglesia católica –añadió– debe alentar a la gente a votar en las próximas elecciones si quiere un cambio”.
La Iglesia católica en Filipinas se ha opuesto desde hace años a las políticas del Gobierno de Duterte, solicitando, en concreto, el fin de su particular “guerra contra las drogas”, que ya se ha cobrado miles de vidas, muchas de ellas en ejecuciones extrajudiciales. Todo ello ha derivado en una creciente tensión entre las autoridades de Manila y la Iglesia, hasta el punto de que se han producido numerosos episodios de acoso e intimidación contra representantes católicos y varios miembros de la Iglesia han aparecido muertos en extrañas circunstancias.