“Los movimientos sindicales tienen dos desafíos trascendentales: El primero es la profecía, y está relacionada con la propia naturaleza de los sindicatos, su vocación más genuina. Los sindicatos son una expresión del perfil profético de la sociedad. Los sindicatos nacen y renacen cada vez que, como los profetas bíblicos, dan voz a los que no la tienen. El segundo desafío: la innovación. Los profetas son centinelas que vigilan desde su puesto de observación. Deben proteger a los que todavía no tienen derechos, a los que están excluidos del trabajo y que también están excluidos de los derechos y de la democracia”. Con estas palabras se ha dirigido hoy el papa Francisco, a través de un videomensaje, a la 109 Conferencia Internacional del Trabajo, que se está celebrando de forma virtual.
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Asimismo, Jorge Mario Bergoglio ha recordado a los empresarios su verdadera vocación: “Producir riqueza al servicio de todos. La actividad empresarial es esencialmente una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos”. “Dios nos promueve, espera que desarrollemos las capacidades que nos dio y llenó el universo de potencialidades”, ha apuntado en su discurso, en el cual ha profundizado acerca de la necesidad de “salir mejores” de la crisis del Covid-19. “Durante la persistente crisis”, ha señalado, “deberíamos seguir ejerciendo un especial cuidado del bien común. Muchos de los trastornos posibles y previstos aún no se han manifestado, por lo tanto, se requerirán decisiones cuidadosas”.
Por ello, Francisco ha reclamado que, “con las prisas de volver a una mayor actividad económica”, se eviten “las pasadas fijaciones en el beneficio, el aislacionismo y el nacionalismo, el consumismo ciego y la negación de las claras evidencias que apuntan a la discriminación de nuestros hermanos y hermanas desechables en nuestra sociedad”. “Por el contrario”, ha continuado, “busquemos soluciones que nos ayuden a construir un nuevo futuro del trabajo fundado en condiciones laborales decentes y dignas, que provenga de una negociación colectiva, y que promueva el bien común, una base que hará del trabajo un componente esencial de nuestro cuidado de la sociedad y de la creación. En ese sentido, el trabajo es verdadera y esencialmente humano. De esto se trata, que sea humano”.
Medidas especiales
En su intervención, el Papa ha denunciado también la situación de “muchos migrantes y trabajadores vulnerables junto con sus familias, normalmente quedan excluidos del acceso a programas nacionales de promoción de la salud, prevención de enfermedades, tratamiento y atención, así como de los planes de protección financiera y de los servicios psicosociales”, como uno de “los tantos casos de esta filosofía del descarte que nos hemos habituado a imponer en nuestras sociedades”. Ante esto, ha reclamado más medidas de “protección social”.
Por otro lado, ha señalado que “es misión esencial de la Iglesia apelar a todos a trabajar conjuntamente, con los gobiernos, las organizaciones multilaterales y la sociedad civil, para servir y cuidar el bien común” y garantizar que nadie sea “dejado de lado de ese diálogo”. “También es esencial que todas las confesiones y comunidades religiosas se comprometan juntas”, ha dicho, “y una de las características del verdadero diálogo es que quienes dialogan estén en el mismo nivel de derechos y deberes”. “En segundo lugar, también es esencial para la misión de la Iglesia garantizar que todos obtengan la protección que necesitan según sus vulnerabilidades”, ha recordado. “En tiempos de emergencia, como la pandemia de COVID-19, se requieren medidas especiales de asistencia. Una atención especial a la prestación integral y eficaz de asistencia a través de los servicios públicos también es importante”.
Además, ha señalado que “es fundamental que la Iglesia, y por tanto la acción de la Santa Sede con la Organización Internacional del Trabajo, apoye medidas que corrijan situaciones injustas o incorrectas que afectan a las relaciones laborales, haciéndolas completamente subyugadas a la idea de ‘exclusión’, o violando los derechos fundamentales de los trabajadores”.
Durante su alocución, el Papa, citando ‘Fratelli Tutti’, volvió a repetir que, “a veces, al hablar de propiedad privada olvidamos que es un derecho secundario, que depende de este derecho primario, que es el destino universal de los bienes”.