Europa

El arzobispo de París confía a Sant’Egidio el clausurado bastión ‘progre’ de la Iglesia francesa

Con la ayuda de dos nuevos sacerdotes, la plataforma católica se ocupará del parroquia de Saint Merry desde el 1 de septiembre





Desde 1975 el centro pastoral que surgió en torno a la iglesia de Saint Merry, a pocos pasos del Centro Georges Pompidou en el barrio Halles-Beaubourg de París, ha sido un referente en diferentes actividades pastorales, sociales y culturales. Unas propuestas que han convertido la orientación del centro –con varias dimisiones de párrocos incluidas– en una patata caliente para el arzobispo de París, Michel Aupetit, que el pasado mes de febrero anunció un cambio de rumbo.



Atención a los pobres

“La decisión de acabar con la misión del Centro Pastoral –no de la parroquia– es la consecuencia de problemas de gobierno y de un funcionamiento casi sectario desde hace bastante años. Según testimonios que hemos recibido, sus mecanismos internos son violentos y excluyentes”, explicaba entonces a Vida Nueva la directora de Comunicación de la Archidiócesis, Karina Dalle. Ahora, este domingo, se ha confirmado que la Comunidad de Sant’Egidio se hará cargo de la parroquia desde el próximo 1 de septiembre.

Mientras se conocía esta edición del prelado, algunos representantes del centro pastoral han criticado que el arzobispo no haya querido recibirlos, y no ha querido dialogar con ellos: ni antes del desalojo, ni después del desalojo y ni siquiera, ahora, para informarles de que han sido sustituidos, según publica Askanews.

Iglesia en salida

En una carta a los parroquianos Aupetit señalaba que la comunidad de Sant’Egidio “conoce bien Saint-Merry desde su llegada a París”. El prelado confirma la apuesta por la parroquia –mientras se ha clausurado el centro pastoral– y su encomiable “presencia entre los pobres, el anuncio de la paz en medio de las diversas migraciones y la presencia de la animación de la oración comunitaria”.

Valérie Régnier, presidenta de la comunidad de Sant’Egidio en Francia, señaló a La Croix que “durante veinte años hemos mantenido esta fidelidad al barrio, que está en la encrucijada de las periferias geográficas y existenciales”. Con la ayuda de dos jóvenes sacerdotes, esperan hacer de esta parroquia un lugar de evangelización y de “renovación espiritual para todos” y afianzar “a Saint-Merry en su misión de acoger a los más pobres”.

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