Francisco advierte en su catequesis del peligro que suponen los “nuevos predicadores” que consideran que “la solución a las crisis actuales es volver atrás para no perder lo genuino de la fe”
“Algunos presentan el cristianismo como si fueran los ‘dueños de la verdad‘, con la tentación de encerrarse en algunas formas y tradiciones del pasado, como posible solución para las crisis”. En la audiencia general que presidió este miércoles en el Patio de San Dámaso del Palacio Apostólico del Vaticano, el papa Francisco advirtió ante esta “tentación” reivindicando el “camino liberador y siempre nuevo” que ofrece Jesucristo.
Una vez concluido su largo ciclo de catequesis sobre la oración, el Pontífice centró su meditación en la Carta a los Gálatas del apóstol Pablo, que consideró “muy actual”, al tratar temas como la libertad, la gracia y la forma de vivir cristiana. La misiva permite entender que la evangelización “no depende siempre de nuestra voluntad y de nuestros proyectos, sino que requiere la disponibilidad para dejarse moldear y seguir otros recorridos que no estaban previstos”.
Al hablar de los peligros que sufrían las primeras comunidades cristianas fundadas por san Pablo, Jorge Mario Bergoglio advirtió del desafío que supone la “práctica antigua de presentarse en algunas ocasiones como los únicos poseedores de la verdad, los puros, y pretender rebajar también con la calumnia el trabajo realizado por los otros”.
Tampoco hoy, destacó el Papa, “no faltan” predicadores “que pueden turbar a la comunidad y se presentan como auténticos ‘custodios de la verdad’”. Estas personas afirman “que el cristianismo verdadero es al que ellos están vinculados, a menudo identificado con ciertas formas del pasado, y que la solución a las crisis actuales es volver atrás para no perder lo genuino de la fe”.
Frente a la tentación de encerrarse en “algunas certezas adquiridas en tradiciones pasadas”, Francisco ofreció la libertad del Evangelio e invitó a reconocer a esas personas gracias a la rigidez de su pensamiento. Los “nuevos predicadores no conocen la humildad, la fraternidad ni tampoco la confianza mansa y obediente”.