“Quiero recordar que el nuestro es un Estado laico, no es confesional, por lo que el Parlamento tiene todo el derecho a discutir y legislar”. Con estas palabras respondía el presidente del Ejecutivo italiano, Mario Draghi, a la diplomacia vaticana. De esta manera el Primer Ministro apuntala la postura frente al intercambio de notas entre el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, y el embajador italiano ante la Santa Sede, Pietro Sebastiani.
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El pasado 17 de junio Gallagher trasladó una nota de propuesta contra el polémico proyecto de ley contra la homofobia y la transfobia que tramita el Parlamento italiano. Apelaba a que, de aprobarse la ley, se produciría una reducción de la libertad garantizada con el Concordato a la Iglesia católica.
Respeto de los compromisos
Draghi, respondiendo a preguntas de los senadores, se ha mostrado contundente al afirmar que “nuestro ordenamiento jurídico contiene todas las garantías para que nuestras leyes respeten siempre los principios constitucionales y los compromisos internacionales, incluido el Concordato con la Iglesia”. Además, recordó que “la laicidad no es la indiferencia del Estado ante el fenómeno religioso. La laicidad es la salvaguarda del pluralismo y la diversidad cultural”.
El Presidente pidió al parlamento que haga su labor a partir del borrador de la ley y señaló que este martes, 22 de junio, “Italia firmó con 16 países europeos expresando su preocupación por los artículos de la ley en Hungría que discriminan la orientación sexual”.