“Me gustaría daros las gracias: ¡gracias, los operadores, los sacerdotes y los voluntarios! Gracias también porque con motivo de la pandemia la red Caritas intensificó su presencia y alivió la soledad, el sufrimiento y las necesidades de muchos”. Estas han sido las palabras que ha dirigido el papa Francisco a los miembros de la organización pastoral de la Conferencia Episcopal Italiana, a quienes ha recibido hoy en audiencia por el 50 aniversario de su fundación.
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Asimismo, el Papa ha querido dirigir su atención a los jóvenes, “las víctimas más frágiles de esta era de cambio, pero también los arquitectos potenciales de un cambio de era. Son los protagonistas del futuro, y el tiempo que les dedicamos nunca se pierde, para tejer, con amistad, entusiasmo y paciencia, relaciones que van más allá de las culturas de la indiferencia y la apariencia”.
Y es que, tal como ha señalado Francisco, “los ‘like’ no son suficientes para vivir: se necesita la fraternidad y la verdadera alegría”. En este sentido, “Caritas puede ser un campo de entrenamiento para la vida para que muchos jóvenes descubran el significado del don, para que saboreen el buen gusto de encontrarse a sí mismos dedicando su tiempo a los demás”. De esta manera, “la propia Caritas seguirá siendo joven y creativa, mantendrá una mirada sencilla y directa, que se volverá sin miedo hacia lo Alto y hacia el otro, como hacen los niños”.
Empezar por los pobres
“El 50 aniversario es una etapa para agradecer al Señor los avances realizados y renovar, con su ayuda, el entusiasmo y los compromisos”, ha dicho el Papa. Y, en este sentido, ha señalado a la organización tres caminos por los que continuar. El primero de ellos, “el camino de los últimos”. “De ellos partimos, de los más frágiles e indefensos. La caridad es la misericordia que busca a los más débiles, que va hasta las fronteras más difíciles para liberar a las personas de la esclavitud que las oprime y hacerlas protagonistas de su propia vida”, ha explicado Francisco.
“Es hermoso ensanchar los caminos de la caridad, manteniendo siempre la mirada fija en los pequeños”, ha añadido, porque “es con sus ojos que hay que mirar la realidad: la historia no se mira desde la perspectiva de los vencedores, que la hacen parecer bella y perfecta, sino desde la de los pobres, porque es la perspectiva de Jesús”.
El segundo camino es el del estilo del Evangelio. “Es el estilo del amor humilde, concreto pero no vistoso, que se propone pero no se impone”, ha afirmado Francisco. “Es el estilo del amor libre, que no busca recompensas. Es el estilo de disponibilidad y servicio, a imitación de Jesús que se convirtió en nuestro servidor”, porque “la salvación de Jesús abraza a todo el hombre”. Por eso, ha subrayado que se necesita “una caridad dedicada al desarrollo integral de la persona: una caridad espiritual, material, intelectual”.
Contra el “virus del pesimismo”
Asimismo, ha recordado que “el camino del Evangelio nos muestra que Jesús está presente en todo pobre”, y “nos hace bien recordar esto para liberarnos de la siempre recurrente tentación de la autorreferencialidad eclesiástica y ser una Iglesia de ternura y cercanía, donde los pobres son bendecidos, donde la misión está en el centro, donde nace la alegría del servicio”.
Por último, el Papa ha señalado la tercera vía, la de la creatividad. “No se desanimen por el creciente número de nuevos pobres”, ha dicho, animando a la organización a “continuar cultivando sueños de fraternidad y siendo signos de esperanza”. “Contra el virus del pesimismo”, ha apuntado, “vacunémonos compartiendo la alegría de ser una gran familia. En este clima fraterno, el Espíritu Santo, creador y creador, propondrá nuevas ideas, adecuadas a los tiempos que vivimos”.
