A principios de este año, en apenas un par de meses, Joaquín (Ximo) García Roca (Barxeta, 1943) ingresó en “la gran comunidad de vulnerados” por el COVID-19, y vivió en carne propia “el enigma y el misterio de unas vidas truncadas”: la de su amigo del alma, Toni, y la de su hermano menor, Fede. Profundamente “desconcertado”, el sacerdote y sociólogo valenciano necesitó suturar esa herida mediante “el silencio y la escritura”. Así nació ‘Supervivientes: Tiempo de reconstrucción’ (Atrio Llibres), un intento de “acompañar a otras personas en su búsqueda de luz y de aliento” en tan difíciles circunstancias.
PREGUNTA.- Después de haber sido golpeado de cerca por la pandemia, ¿cómo se siente uno: herido, víctima, superviviente…?
RESPUESTA.- Cuando el dolor golpea las entrañas, puede producir el ensimismamiento en torno a la propia herida; o puede abrir a una comunión universal entre víctimas, en torno a una historia de supervivientes, heridas pero no derrotadas.
P.- ¿Su reconstrucción personal pasaba también por escribir este libro?
R.- El dolor que no se comparte, se enquista en el alma, y la escritura es un disolvente cuando se construye sobre historias de vida en las que coexisten el poder destructivo del virus y los anhelos de salud. Abrirse a esta doble experiencia es el eje de la reconstrucción.
P.- Los más optimistas defienden que saldremos mejores de esta crisis. ¿En qué debería notarse el cambio?
R.- Saldremos mejores si aprendemos a vivir despojados de complementos y accesorios; si entendemos que la seguridad y la felicidad de uno depende de la de todos; si construimos la casa común desde el cuidado de la naturaleza y de las relaciones humanas; si comprendemos que el futuro de la humanidad depende de las personas más frágiles.
P.- Lo vivido durante este último año y medio ha demostrado la necesidad de “refundar la relación de ayuda” y de proteger la “sociedad de cuidados”. ¿Basta con eso para salir adelante cuando todo se tambalea?
R.- Cuando un edificio se tambalea, hay que reconstruir su estructura y anatomía. Para ello, es necesario disponer de los andamios, que apuntalen lo valioso y permitan subir a la parte alta para ver a distancia. Hay tres andamios que se han convalidado en la pandemia: la relación de ayuda mediante la cultura del cuidado, la cooperación entre los pueblos mediante la idea de justicia, y la refundación de la ciudadanía mediante la ciudadanía universal. (…)