Entrevistas

Josep Maria Carbonell: “La Iglesia catalana no es independentista”





Josep Maria Carbonell está convencido de que “para entender la posición de los catalanes, se ha de vivir en Cataluña, conocer bien lo que hemos vivido en estos últimos diez años”. Lo comparte alguien que conoce de largo recorrido el conflicto social y político catalán.



Y es que el actual decano de la Facultat de Comunicació Blanquerna-URL de la Universidad Ramón Llull, dependiente del Arzobispado de Barcelona, nunca ha visto los toros desde la barrera, sino desde la primera línea de la política ligado al PSC, que le llevó a ser, entre otras responsabilidades, diputado en el Parlament durante tres legislaturas y presidente del Consejo Audiovisual de Cataluña. Su compromiso como creyente, le llevó a ser el primer laico en presidir la Fundación Joan Maragall, creada para promover el diálogo fe-cultura.

PREGUNTA.- ¿Indultos sí o no?

RESPUESTA.- Los indultos son necesarios para construir una dinámica más incluyente. Todos en Cataluña y en España hemos tenido parte de responsabilidad para llegar a esta fractura, no solo los que están en la cárcel. Hace una década, el independentismo solo representaba al 25% de la población; en 2018, superó el 50%; y ahora estamos en el 47%.

En este tiempo, por un lado, se dio una crisis económica, que el Gobierno de Artur Mas justificó diciendo que los catalanes estaban pagando los servicios sociales del sur de España, cuando aquí había recortes fuertes. Por otro lado, también generó un caldo de cultivo la sentencia del Tribunal Constitucional que anuló un Estatuto aprobado por el Parlament catalán, el Congreso español y votado en referéndum.

Además, las campañas catalanofóbicas de algunos partidos fueron aprovechadas por el independentismo para crear una narrativa que empieza a tocar la vía unilateral y se lo llegan a creer, tanto como para pensar que el Estado no es suficientemente fuerte para parar este movimiento.

De ahí el 1 de octubre, con un debate de fondo: los principios de legalidad y de legitimidad. Muchos independentistas se amparan en el principio democrático de legitimidad basado en la afirmación de que, como Cataluña es una nación, tienen el derecho casi natural de la autodeterminación.

En una democracia liberal y en un Estado de Derecho, prima el principio de legalidad, bajo el amparo de la Constitución. Y en la Constitución no hay cabida, por ahora, para procesos de separación ni para referéndum. Es el pacto del 78, que Cataluña votó. Hoy Cataluña está dividida prácticamente por la mitad, entre independistas y unionistas, y los indultos pueden ser una herramienta para abrir un nuevo diálogo en este marco.

Proceso reversible

P.- ¿Está convencido de ello?

R.- Después de todas las movilizaciones, algunas violentas, hemos tenido la inmensa suerte y el milagro de que no haya muerto nadie. Las protestas de Chile, Colombia, Francia y Estados Unidos, siendo menores, han tenido víctimas mortales. Eso habla de un movimiento independentista cívico y de unas fuerzas de seguridad que han actuado con inteligencia y proporcionalidad. Al no haber muertos, es un proceso más reversible y es más factible la reconciliación.

En lenguaje creyente, para que haya absolución, al menos se esperaría un arrepentimiento y propósito de enmienda, algo que no han manifestado los indultados, que han asegurado que lo volvería a repetir y amenazan con hacerlo…

R.- El ex conseller de Interior de JxCat, Joaquim Forn, que es católico, ha dicho que lo volverían a hacer, pero de una manera diferente. Los independentistas se han dado cuenta de que la unilateralidad es imposible y que la Unión Europea no espera a una Cataluña independiente con los brazos abiertos, ni quiere hablar de modificación de fronteras por las heridas de las guerras mundiales provocadas por los nacionalismos. Desde ahí, están revisitando su narrativa.

P.- Pero no se han arrepentido…

R.- Es postureo dirigido a los sectores más radicales dentro de la carrera entre Esquerra Republicana y JxCat, condicionados por la CUP, el partido independentista de extrema izquierda. Ahora están divididos por ver cómo afrontan la estrategia de la multilateralidad, que sí defienden Esquerra y Oriol Junqueras, mientras en JxCat siguen montados en la unilateralidad porque saben que tienen al ex presidente Carles Puigdemont en Bélgica. Sin embargo, Jordi Sánchez, otro de los condenados de JxCat, ya está cuestionando esta vía.

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