Una estatua de Juan Pablo II ha sido vandalizada este fin de semana en Canadá. Concretamente, se trata de una imagen que se encuentra a la entrada de la parroquia de Holy Rosary, en Edmonton, y cuya base amanecía con decenas de huellas de manos y pies, hechas con pintura roja. Según ha relatado a Ici Radio Andrzej Makarewicz, primer vicepresidente de la sección de Alberta del consejo Canadá-Polonia y miembro de la parroquia, la comunidad polaca de la misma considera este acto un ataque directo.
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Sin embargo, la policía relaciona los hechos con los incendios en los que se han visto envueltas un total de cuatro iglesias católicas canadienses en la última semana, dos de ellas en la Columbia Británica, donde se encuentran varias comunidades indígenas, y sospecha que esto tenga que ver con el hallazgo de cientos de tumbas de niños indígenas en internados católicos del país.
El último de estos descubrimientos ha tenido lugar en la comunidad Cowessess, que informaba la pasada semana sobre el “horrible y chocante descubrimiento de cientos de tumbas sin identificar” durante las excavaciones en el antiguo internado católico para niños indígenas de Marieval, en el oeste de Canadá. Las excavaciones en torno a la vieja escuela, que acogió menores desde 1899 hasta 1997, comenzaron tras descubrirse los restos de 215 escolares enterrados en el internado de Kamloops.
Maltratos y abusos a los menores
Según afirmaba en un comunicado de la Federación de Naciones Indígenas Soberanas de Canadá (FSIN, por sus siglas en inglés), esa cantidad de tumbas sería “la más significativamente sustancial hasta la fecha”. Se calcula que unos 150.000 niños amerindios, mestizos y enuit fueron reclutados por la fuerza hasta la década de 1990 en 139 escuelas –mayoritariamente a cargo de congregaciones– donde quedaban aislados de sus familias.
Como apuntan las mismas estimaciones, más de 4.000 murieron además de ser maltratados y abusados sexualmente, según una investigación la de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Canadá que, en 2015, concluyó que Canadá cometió un “genocidio cultural”. Tras el descubrimiento de restos de niños en Kamloops, se iniciaron, con apoyo del Gobierno, excavaciones en centros escolares similares en todo el país utilizando radar de penetración de terreno.