El Vaticano disuelve un carisma italiano 40 años después de nacer

La decisión de la Santa Sede de suprimir el Movimiento Apostólico surge a raíz de la visita de un grupo de teólogos, que han subrayado el “origen no sobrenatural” de las revelaciones que dieron origen al mismo

El Vaticano disuelve un carisma italiano 40 años después de nacer

El conocido como Movimiento Apostólico, surgido hace más de 40 años en Catanzaro (Italia) y que, con el tiempo, se ha extendido por todo el mundo, ha sido disuelto por decisión del Vaticano. Así se ha aprobado por medio de un decreto aceptado por el papa Francisco y firmado por los cardenales Luis Fernando Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el Clero; y Kevin Farrel, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.



El decreto se leyó en de forma pública en la Basílica de la Inmaculada Concepción, en presencia del Arzobispo Metropolitano de Catanzaro, Vincenzo Bertolone. Por medio de este documento, queda ordenada la supresión de esta organización de fieles “reconocida por decreto arzobispal en la Arquidiócesis de Catanzaro-Squillace el 18 de enero de 2001 y con sede en Catanzaro”.

Revelaciones “de origen no sobrenatural”

La decisión de la Santa Sede ha surgido a raíz de la visita de un grupo de teólogos, dirigidos por el arzobispo emérito de Oristano, Ignazio Sanna, entre el 13 de octubre de 2020 y el 17 de abril de 2021. En este período los expertos escucharon numerosos testimonios, que han llevado a la supresión no solo del Movimiento Apostólico sino a desmentir las “supuestas revelaciones que dieron origen al Movimiento a través de la fundadora, la Sra. María Marino”, las cuales, especifican, “no deben considerarse de origen sobrenatural”.

Del mismo modo ha quedado abolida la asociación pública de la fiel María Madre de la Redención, anteriormente un instituto secular del mismo nombre, erigida según el decreto del arzobispo de Catanzaro-Squillace el 10 de noviembre de 2011. En el decreto vaticano se señala, asimismo, que “en sus cuarenta años de existencia el Movimiento Apostólico ha crecido, ha encontrado adhesiones entre los fieles laicos, ha visto nacer vocaciones, pero muy pronto ha encontrado dificultades y contrastes”.

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