El jesuita estadounidense conversa con Vida Nueva tras el respaldo del Papa, con una carta escrita a mano, a su ministerio
Francisco abraza (de nuevo) a los católicos homosexuales. El Papa ha respaldado el ministerio LGTBI de James Martin con una carta escrita a mano: “Quiero agradecerte tu celo pastoral y tu capacidad de estar cerca de las personas, con esa cercanía que tenía Jesús y que refleja la cercanía de Dios”. El jesuita estadounidense y editor de America Magazine conversa con Vida Nueva al respecto.
PREGUNTA.- Es el primer respaldo papal escrito al ministerio de un sacerdote en una pastoral de frontera como la de los católicos LGTBI. ¿Cómo lo ha vivido?
RESPUESTA.- Me sentí muy agradecido de recibir esta hermosa carta que anima a todos aquellos que acompañan a las personas LGTBI en la Iglesia y, además, les recuerda a las personas LGTBI que Dios los ama con, como dijo el Santo Padre, “cercanía, compasión y ternura”. Es la carta de un verdadero pastor.
P.- El lenguaje de Francisco en su texto parece diferente al utilizado recientemente por la Congregación para la Doctrina de la Fe en su documento sobre las bendiciones a parejas del mismo sexo, que tuvo su respuesta en Alemania, donde el 9 de mayo se sucedieron bendiciones a estas personas a modo de contestación…
R.- El Santo Padre no está cambiando ninguna enseñanza de la Iglesia sobre las personas LGTBI. Más bien, está cambiando la conversación, el lenguaje y el tono. Y la conversación, el lenguaje y el tono significan mucho. Por ejemplo, cuando leí su carta a una amiga LGTBI, antes de compartirla públicamente, ella comenzó a llorar. Eso significa que está teniendo efecto.
P.- El Papa, desde su famosa intervención a comienzos de su pontificado –“Si una persona es gay y busca a Dios, ¿quién soy yo para juzgarlo?”–, intenta combinar un modelo pastoral sin alterar la doctrina, pero ¿queda camino por recorrer sin modificar la enseñanza de la Iglesia?
R.- ¡Hay mucho que hacer! En primer lugar, necesitamos escuchar a las personas LGTBI acerca de su experiencia de Dios y de la Iglesia. En segundo lugar, debemos dejar de apuntar a ellos como si fueran los únicos cuyas vidas a veces no se ajustan a las enseñanzas de la Iglesia. Hay muchos en esa categoría. Y, en tercer lugar, la Iglesia necesita abogar por las personas LGTBI en países donde sufren persecución y violencia. En algunos países pueden ser encarcelados o incluso ejecutados simplemente por ser quienes son. Entonces, las cuestiones LGTBI son también cuestiones provida. Todas estas cuestiones la Iglesia puede hacerlas ya, sin cambiar ninguna doctrina. De hecho, esas medidas apoyan la doctrina católica más básica: el amor, la misericordia y la compasión que vivió Jesús.