Con la firma del obispo de Reconquista, José Macín, y de los titulares de las parroquias Inmaculada Concepción y María, Madre de Dios, Jorge Luis Duarte Paz y Juan José Delarossa, respectivamente, se dio a conocer un comunicado por el conflicto que estalló por las usurpaciones de tierras.
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En la declaración expresaron que este reclamo por el derecho a un terreno y una vivienda era de esperar, aún en el contexto de la pandemia y, en parte, vinculado a sus consecuencias.
Postergaciones e intereses
Si bien dejaron de lado las fundamentaciones teóricas necesarias en otras instancias, expresaron que entienden el derecho que toda familia tiene. Lamentaron que, en estos años, hayan primado las confrontaciones políticas y la dedicación a intereses sectoriales, y se haya descuidado “al extremo” este potencial foco de tensión.
Agregaron, además, que muchas veces, la palabra empeñada o prometida cayó en el descreimiento por no verse traducida en acciones concretas y oportunas, por parte de la dirigencia.
Seguridad jurídica y acompañamiento
Tomaron como referencia el texto del evangelio de Mt 25, 31-46, que manifiesta que lo que hicimos o dejamos de hacer por el hermano repercute en nuestra vida y en el vínculo con Cristo. Por eso, en ‘Tierra, paz social y diálogo’, aseguraron que aunque no se trate de una responsabilidad directa, lo que sucede nos interpela a todos, que debemos velar por el bien de los hermanos que habitan un mismo territorio.
“No justificamos las tomas de terrenos. Adherimos plenamente al orden jurídico-institucional que nos rige”, expresaron. Del mismo modo, aseguraron que acompañan a las familias que, por pobreza o por cansancio, son forzadas a adoptar estas acciones.
La Iglesia local se pone a disposición de las partes para resolver esta situación y ofrece un espacio para el diálogo, la escucha y el compromiso con las posibles soluciones. Además, se ofrece como garante de alguna instancia para colaborar en la prevención de estos “episodios que nos lastiman a todos”. Finalmente, hicieron un llamado a la paz social y al diálogo, condiciones indispensables para que todos puedan alcanzar la meta de un lugar para vivir con dignidad.
