“Basta del beneficio de unos pocos a costa de la piel de muchos. Basta con el prevalecer de las verdades parciales a costa de la esperanza de la gente. Basta de utilizar el Líbano y el oriente medio para intereses y beneficios ajenos. Es necesario dar a los Libaneses la oportunidad de un futuro mejor en su tierra y sin injerencias”. Francisco ha clamado hoy por el Líbano, pero también por todo Oriente Medio. Y es que el Vaticano ha recibido hoy, 1 de julio, la Jornada de Oración y Reflexión por la Paz en el Líbano en el Vaticano, donde el Papa ha recibido a los líderes de las Iglesias cristianas en el país de los cedros, en un encuentro celebrado bajo el lema ‘El Señor Dios tiene proyectos de paz, juntos por el Líbano’.
Después de una jornada de reuniones, oración y diálogo, el día ha finalizado en la basílica de San Pedro para una oración conjunta. Durante su interlocución, Francisco ha recordado que la vocación del Líbano como país, actualmente inmerso en una grave crisis, era “la de ser una tierra de tolerancia y pluralismo. Un oasis donde diversas comunidades se encuentran, anteponiendo el bien común a las ventajas particulares”. Una situación ante la que, tal como ha aseverado el Papa, “es necesario que quien tiene el poder se ponga inmediatamente al servicio de la paz, y no de los propios intereses”.
“Nos hemos reunido hoy para rezar y reflexionar ante nuestra gran preocupación al ver al Líbano, país que llevo en el corazón y que tengo el deseo de visitar, sumido en una grave crisis”, ha explicado el Santo Padre. “Nosotros, pastores sostenidos por la oración del pueblo santo de Dios, en este momento difícil hemos tratado de orientarnos juntos a la luz de Dios”, ha dicho. “Y a su luz hemos visto, sobre todo, nuestras propias carencias, los errores que hemos cometido cuando no hemos sabido dar testimonio creíble y coherente del evangelio. Las oportunidades que hemos perdido en el camino de la fraternidad, la reconciliación y la plena unidad. Y por esto pedimos perdón”, ha afirmado.
“Con nuestra oración hemos querido acompañar el grito del pueblo libanés, decepcionado y agotado”, ha continuado Francisco. Y es que, como cristianos, “no nos cansemos de pedir la paz para Medio Oriente y para el Líbano, un querido país que a lo largo de los siglos ha irradiado sabiduría y cultura, que es testigo de una experiencia única de convivencia pacífica, no puede quedar a merced de quienes persiguen sin escrúpulos sus propios intereses”. Y es que, tal como ha apuntado el Papa, “el Líbano es un pequeño gran país”, pero también “es un mensaje universal de paz y fraternidad que se eleva desde Medio Oriente”.
“Como cristianos hoy queremos renovar nuestro compromiso con el futuro, porque el porvenir será pacífico solo si es común”, ha asegurado, recordando que “las relaciones no pueden basarse en los intereses” porque “la visión cristiana de la sociedad viene de las Bienaventuranzas, y los cristianos estamos llamados a ser sembradores de paz, a no vivir de los rencores del pasado”.
“Creemos que Dios nos muestra una sola dirección: la de la paz”, ha dicho. Y, por ello, ha asegurado a “nuestros hermanos musulmanes nuestra apertura y disposición para colaborar en la construcción de la paz, que no exige ni vencedores ni vencidos sino hermanos y hermanas”.
Finalmente, Francisco ha subrayado la presencia de “otras luces iluminan el horizonte del Líbano: las mujeres”. “Son generadoras de vida y esperanza para todos”, ha afirmado, deseando que “sean respetadas e involucradas en los procesos de toma de decisión de el Líbano”. Del mismo modo, ha mostrado su deseo de que se tenga en cuenta “también los ancianos, que son las raíces. Ellos tienen ganas de volver a soñar. Escuchémoslos, para que en nosotros esos sueños se transformen en profecías”.