Entrevistas

Carlos Fidalgo: “Las mujeres son víctimas por partida doble en todas las guerras”





Los bombardeos de la Legión Cóndor sobre los pueblos del Alto Maestrazgo castellonense durante la Guerra Civil española, los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, la atmósfera libertina de los cabarets berlineses y las contradicciones del nazismo, son algunos de los temas que Carlos Fidalgo aborda con maestría en su última novela, ‘Stuka’ (Algaida Editores, 2020), ganadora del Premio Letras del Mediterráneo de Novela Histórica.



PREGUNTA.- ¿Qué encontraremos los lectores en su nueva novela?

RESPUESTA.- Un avión con alas de gaviota invertida, diseñado para lanzarse en picado y soltar una bomba de gran potencia, fogueado en la Guerra Civil con la Legión Cóndor y reconvertido en un arma aérea contra los tanques rusos durante la II Guerra Mundial. Un avión siniestro que aterrorizaba a sus víctimas con una sirena (las Trompetas de Jericó) convertido en símbolo de la barbarie.

En la novela, el avión es el hilo que desmadeja una trama ambientada en tres escenarios principales: los Juegos Olímpicos de Berlín y los últimos cabarets, con su ambiente de libertinaje cada vez más acotado por la nueva Alemania nazi; los bombardeos de la Legión Cóndor en el Alto Maestrazgo de Castellón durante el avance de las tropas de Franco para romper en dos el territorio de la República en la primavera de 1938; y, de nuevo, Berlín, pero con la ciudad asediada en 1945 por el Ejército Rojo y un personaje, una mujer esclavizada para fabricar aviones de combate que se da un paseo por el infierno. A través de sus ojos vemos toda la devastación, humana y material, que causa la guerra. (…)

Castigo a los vencidos

P.- Aborda también temas de fondo como la violencia sexual hacia las mujeres…

R.- La violencia sexual siempre ha sido un arma de guerra, un castigo que se impone a los vencidos y un premio o una concesión, como los saqueos, que se otorga las tropas vencedoras. En la II Guerra Mundial eso se acrecentó todavía más con la crueldad de los nazis durante la invasión de la Unión Soviética y con la venganza de una parte de los soldados rusos que, sistemáticamente, violaron a las mujeres alemanas cuando entraron en el territorio del Tercer Reich. Ese temor flota sobre el final de la novela. Es una presencia ominosa. Y ni siquiera una trabajadora semiesclava deportada a Berlín desde Ucrania podía estar a salvo. Por eso las mujeres son víctimas por partida doble en todas las guerras.

P.- Los escritores están próximos a mundos intangibles. ¿Es un hombre con sentido de la trascendencia?

R.- Estamos aquí de paso. Somos un poco de luz, un fogonazo en la oscuridad. Mientras estemos aquí hay que vivir de una forma elegante, sin pisar a nadie y echando un cable.

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