Una fotografía de Rafaella Carrà rodeada de bebés, para recordar a la artista italiana que nunca pudo cumplir el deseo de ser madre. Este lienzo presidió esta mañana las exequias por la show-woman, con su ataúd en el altar de la basílica de Santa Maria en Aracoeli, junto a una corona de su familia con flores amarillas, su color favorito.
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Retransmitido por la RAI prácticamente como si se tratara de un funeral de Estado, el cuerpo de la presentadora y cantante descansaba en un templo muy especial para ella. En primera fila en la misa estaban su familia, con su compañero, Sergio Japino, al frente, además de la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi. Entre otros, también se encontraban el director ejecutivo de la RAI, Fabrizio Salini, y su compañera de batallas, Carmen Russo.
Felicidad repartida
“Estamos seguros de que la resurrección será una fiesta y Rafaella estará allí, en primera fila”, expresó en la monición de entrada Simone Castaldi, fraile capuchino de la comunidad que regenta el templo, haciendo un guiño a uno de los principales éxitos de la artista. “Damos gracias a Dios por tanta felicidad que ha repartido en su vida”, ensalzó el religioso que subrayó “cuanto bien ha hecho a la vida de tanta gente en su día a día”, lo que le ha llevado a tener una “gran familia de sangre y de corazón”.
“Quién sabe si los artistas saben cuánto bien hacen a las vidas que tocan”, expresó el religioso, que compartió que “ella lo sabía”. “En sus días más difíciles se dio cuenta de todo el bien que sembró, un bien sin banderas y sin color, como el abrazo que ahora le estamos dando”.
Sencillez y discreción
Durante la homilía, otro de los frailes tomó la palabra para destacar igualmente que “Raffaella descansa en paz y ya disfruta de un merecido descanso en la fiesta del cielo”. A partir de ahí, destacó de la artista su “sencillez y discreción, talento, personalidad y belleza de una persona extraordinaria que conquistó el corazón de millones de personas”. Al mismo tiempo, subrayó su “tenacidad” para afrontar “todas las pruebas de la vida y su trabajo”, pero, sobre todo, “su humanidad” con la que “marcó la diferencia en este mundo” con su “capacidad de ser empática y caritativa”.
Carisma entregado
En esta misma línea, aplaudió su “carisma”, no solo delante de las cámaras, sino “cuando tenía la mano a todo aquel que lo necesitaba”. “Tuvo la capacidad de suscitar sentimientos de afecto y amor en el otro, para ella toda persona era preciosa y merecedora de respeto humano, en contacto con ella cualquiera se sentía valorada”, expresó el presbítero.
El oficiante desveló que la celebración tuvo lugar en el templo en el que vive la comunidad de Giovanni Rotondo por propio deseo de la artista. Esta vinculación con los frailes se fraguó hace 20 años cuando ejerció de madrina del nuevo centro de comunicaciones de la orden que se conoce hoy como padre Pio TV. “Me estoy enamorando poco a poco del padre Pío”, confesó entonces la Carrà, que más tarde estaría al frente de varios programas especiales durante la canonización de uno de los santos más populares del siglo XX.