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Fernando García Cadiñanos: “Quiero despertar espacios dormidos”





Fernando García Cadiñanos (Burgos, 1968) es el nuevo obispo de Mondoñedo-Ferrol. Francisco confía en el hasta ahora vicario general de Burgos para sustituir a Luis Ángel de las Heras, obispo de León desde octubre de 2020. El también delegado diocesano de Cáritas desde 2015 y profesor de la Facultad de Teología del Norte de España charla con Vida Nueva antes de su toma de posesión, que tendrá lugar el 4 septiembre en la catedral.



PREGUNTA.- ¿Se sabía candidato?

RESPUESTA.- Soy sacerdote y ahí es donde me siento cómodo. El episcopado no es una meta, lo entiendo como un regalo y como una responsabilidad que la Iglesia me pide a través del Santo Padre.

P.- ¿Es un regalo envenenado?

R.- Todos los regalos se reciben bien, pero es verdad que los cargos conllevan cargas. No obstante, sé que el Señor me va a acompañar en la tarea.

P.- Se suma a la lista de obispos ‘cincuentones’ que están renovando el Episcopado… ¿Qué prelados necesita la Iglesia?

R.- Un obispo siempre tiene que tener dos aspectos fundamentales. En primer lugar, la mirada a Dios y a su Evangelio. En segundo lugar, tiene que tener una mirada grande a la realidad que le toca pastorear, que está formada por personas concretas, por lo que debe ser cercano, pero también por instituciones y la sociedad en general a quienes tiene que conocer y querer.

Al ritmo de su Iglesia

P.- En su carta a la diócesis habla de sinodalidad. ¿Es una palabra de moda?

R.- No. La clave sinodal es la clave de la corresponsabilidad. En el Concilio Vaticano II se nos invita a vivirla y hacerla realidad en la Iglesia. Somos Pueblo de Dios y esta categoría es la que tenemos que acoger y vivir. La participación se manifiesta fundamentalmente en los diferentes órganos de colegialidad que existen en la Iglesia, que el obispo preside y debe alentar desde la escucha y la acogida.

P.- Confirma que llega virgen a Mondoñedo-Ferrol… ¿No ‘habemus’ plan?

R.- El obispo no es el que hace la Iglesia, es quien va a caminar con esa Iglesia. Tiene que saber ponerse al ritmo de la Iglesia que pastorea. Por eso, no puedo ir con planes preconcebidos. En Mondoñedo-Ferrol hay muchísima vida que debo acoger, pero también alentar esos espacios dormidos que existen en toda comunidad. Mi misión es despertar estos espacios.

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