Concluye la primera parte del IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares con un diálogo abierto del que saldrá un documento final que será entregado en septiembre a Francisco
Más de 200 delegados y delegadas de movimientos populares de América, Europa, Asia y África participaron en el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares el 10 de julio. Durante más de 3 horas, los representantes de trabajadores humildes, precarizados y excluidos dialogaron sobre el impacto de la pandemia y de los dilemas que, desde la perspectiva de los movimientos populares, hoy tiene la humanidad.
En esta primera parte, acompañados por el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; el cardenal Michael Czerny, subsecretario del mismo dicasterio; y Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, han establecido un diálogo del que nacerá el documento final que será entregado al Papa la segunda quincena de septiembre, cuando tendrá lugar la segunda parte de este encuentro.
Durante su intervención, Turkson hizo hincapié en la necesidad de protagonizar los procesos de cambio, desde los derechos sagrados a tierra, techo y trabajo para todos, “que ahora son universales”. “Esta reunión es fuente para los protagonistas del cambio. Las personas pobres nos emplazan a resolver los problemas de desigualdad” que comienzan por cada uno de nosotros. Porque la conversión integral de cada persona, la lucha comunitaria contra las injusticias “cambiará las estructuras de la sociedad”.
“Los desafíos no se pueden resolver por un grupo o de forma individual, las estructuras del mal se responden con solidaridad”, dijo, al tiempo que reconocía que en ese empeño está Francisco. Proponiendo como método para llevar esta lucha “la cultura del encuentro” cultivando y promoviendo “la agenda común que tenemos”. Revitalizando la propia democracia que la estructura económica ha atrofiado, “para movernos hacia un mundo de justicia e igualdad y fortalecer estructuras más justas”, ha concluido.
Charo Castelló, del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC-HOAC España), invitó a “tener una mirada crítica que nos posibilite seguir en el compromiso organizado, defendiendo una tierra, un techo y un trabajo digno”. “¿Cuánto y cómo hemos acompañado a nuestros hermanos y hermanas más empobrecidos; inmigrantes y desplazados? ¿Cuánto y cómo hemos protegido con nuestros estilos de vida y nuestras propuestas a la madre tierra?”, se ha preguntado.
Castelló ha finalizado su intervención insistiendo en la necesidad de seguir con nuestra entrega “para realizar este cambio de paradigma económico, político, cultural… porque sabemos que las cosas pueden cambiar. Porque somos hermanos y hermanas, ¡no nos dejemos robar la dignidad!”.
Juan Grabois, del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE-UTEP Argentina), recordó que, “cuando hablamos de tierra tenemos que hablar de una reforma agraria, cuando hablamos de techo tenemos que pensar en una profunda reforma humana, y cuando hablamos de trabajo necesitamos desarrollar una economía popular y social”.
Grabois insistió en la petición de Francisco para “unir a nuestros pueblos, poner a la economía al servicio de los pueblos y defender a la madre tierra”. En este sentido, advirtió que “la cobardía en esta defensa es un pecado grave”. Finalmente, realizó una autocrítica al reconocer cierta tibieza en la extensión y difusión de “las enseñanzas de Francisco” y, en ese sentido, ha criticado a “la Iglesia que ha renegado y domesticado las enseñanzas de Francisco. Nosotros no tengamos esa tibieza”.