Para el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, no existe una sola institución que pueda erradicar por sí sola la violencia, sino que esto depende de la sociedad, de que sea consciente del problema y de que se una une para erradicarlo.
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“Sólo (se puede acabar con la violencia) cuando toda la sociedad junta se da cuenta de que esto no puede seguir, que deprime y destruye a la sociedad, que todo va de mal en peor, sólo cuando la sociedad toma conciencia y se junta para responder”.
El representante del papa Francisco en el país dijo lo anterior al participar en una rueda de prensa con motivo del inicio de ministerio de Víctor Alejandro Aguilar Ledesma como quinto obispo de Celaya, en el estado de Guanajuato.
Un proceso de largo plazo
El nuncio apostólico aseguró que en Italia no ha servido de nada la intervención militar, y si bien las cosas han empezado a cambiar con respecto a la mafia, esto ha llevado decenas de años, en los que se ha tenido que concientizar a la población y ofrecer oportunidades.
“Por lo menos en algunos lugares del país (México), y allá en Italia también, estas organizaciones se han implantado porque la gente no tiene otras alternativas, porque estaban abandonados: no había hospitales, no había escuelas, desarrollo, trabajo; es necesario promover la presencia de la sociedad para no sentirse solo”.
En este sentido, recordó que los jesuitas en México han hecho algunos ensayos de cómo salir de esta situación en los estados más violentos como Michoacán y Tamaulipas, entre otros: “ellos han hecho pruebas, y en tres años, con la colaboración de las autoridades, de la sociedad civil y de asociaciones religiosas, han logrado un fortalecimiento de la sociedad”.
Por una cultura de la paz
Por su parte, Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, nuevo obispo de la Diócesis de Celaya –que abarca 11 municipios del estado de Guanajuato- aseguró que buscará promover en ese territorio pastoral una cultura de paz y diálogo.
Y es que, según el Ranking 2020 de las 50 ciudades más violentas del mundo, del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, Celaya es la ciudad más peligrosa del mundo, con una tasa de 109.38 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Esta violencia es ocasionada en gran medida por los cárteles de Santa Rosa de Lima y Jalisco Nueva Generación que se disputan esta localidad de apenas 553 kilómetros cuadrados, por ser clave en el tráfico ilegal de gasolina y las drogas sintéticas.
El nuevo obispo de Celaya, quien fuera obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Morelia, una Iglesia particular que también sufre por la presencia del crimen organizado, llamó a los fieles a fomentar una cultura de paz.
“Para que entre todos nosotros haya pensamientos de paz, palabras de paz, gestos de paz, actitudes entre todos de paz. La paz hay que generarla para empezar desde nuestras familias, desde la misma comunicación con palabras de respeto”.
Aguilar Ledesma se comprometió a trabajar desde la familia, para que desde ahí se promueva una cultura de la paz, “pues es ahí donde se generan algunas de las violencias, que después son difíciles de controlar. Queremos construir un tejido social a partir de las células básicas que son la familia”.