“Espero realmente que la verdad pueda surgir durante este juicio, por el bien de todos”. Este es el deseo que ha expresado el Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, en una entrevista con La Croix durante su visita a Francia y el Principado de Mónaco a pocos días del inicio del juicio sobre las inversiones financieras. “Es un calvario que hay que afrontar”, destaca a la vez que espera “que la verdad salga a la luz”.
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Aunque Parolin matiza que la den tribunal será una “verdad judicial” porque “la verdad real es el Señor que la conoce” mientras que “la verdad constatada en el tribunal es la verdad humana”. Ahora bien, ratifica que “probablemente será un gran momento de sufrimiento, pero no debemos tener miedo a la verdad”. “Estamos tristes y sé que muchos católicos se sentirán muy tristes y escandalizados por lo que van a leer. Pero debemos afrontar este calvario. De ahí puede nacer una nueva conciencia para combatir estos fenómenos y evitar que se repitan estos actos”, ratifica.
La reforma de la curia
Pensando en la reforma de la Curia, que actualmente estudia el Consejo de Cardenales ha señalado que está “siendo estudiado por los canonistas para adaptar la terminología al carácter jurídico del documento”. Para Parolin, “en una organización tan compleja y multisecular como la Curia Romana, el cambio puede causar algunas dificultades. Pero hay un deseo real de que sea un instrumento al servicio del Santo Padre para el bien de la Iglesia. A partir de ahora, debemos evitar todo lo que pueda haber oscurecido la imagen de sus servicios en el pasado”.
“El laicismo francés tiene características que no se encuentran en otros lugares, vinculadas a su historia, y en particular a la Revolución francesa, pero también a las diferentes etapas que llevaron a la separación de la Iglesia y el Estado, y a veces a un fuerte rechazo de la religión”, destacó. “Todos estos episodios han dejado su huella y han contribuido a la marginación de la dimensión religiosa en la vida social. Esto no va bien. Lo ideal es siempre tener tanto una autonomía de la comunidad política respecto a la Iglesia como una sana colaboración entre ambas. La Iglesia y el Estado tienen el objetivo común de contribuir al bien común”, destacó.
Sobre la nueva ley de bioética francesa ha resaltado que “es importante que los católicos puedan hacer oír su voz, con argumentos basados en su fe, incluso en debates tan delicados”. Para el Secretario hay que prestar atención a “permanecer en un debate de la razón y no resbalar en la ideología”.