En el reportaje de “A Fondo”, Vida Nueva se hace eco de la modificación del lema olímpico. Después de 127 años estando formado por tres palabras, ahora incluye una cuarta, cuyo significado iremos desgranando a lo largo del episodio.
Después continuaremos con la sección dedicada al repaso de la actualidad eclesial. Cerraremos el episodio, como siempre, escuchando otras voces que seguro tienen algo que aportar.
El 2 de febrero de 1891, se conocieron las dos personas que impulsaron los Juegos Olímpicos tal como los conocemos hoy día. Pierre Coubertin era Secretario General de la Asociación Francesa de Clubes deportivos Estudiantiles. Ese día, el 2 de febrero de 1891 conoció a Henri Didon, un presbítero dominico. Ambos se hicieron grandes amigos y fueron los promotores de la causa Olímpica. De hecho, el lema olímpico original fue inspirado por el padre Didon. Este lema contenía tres palabras en latín: Citius, Altius y Fortius.
El 21 de abril de 2021 se hacía pública una información del Comité Olímpico Internacional que decía que se apoyaba la propuesta del presidente de dicho comité para modificar el lema olímpico y añadirle una cuarta palabra: juntos.
Para ir ubicando el tema de portada, la inclusión de esta palabra al lema olímpico es lo que motiva el titular del reportaje: “Unos juegos ‘Fratelli tutti’”. Si quieres saber más, espérame a la vuelta de esta recomendación.
El titular “Unos juegos ‘Fratelli tutti’” hacen referencia a esa cuarta palabra que el comité olímpico internacional va a incluir en el lema olímpico. Todavía se tienen que reunir dentro de unos días para la decisión final, pero todo el mundo da por hecho que la propuesta ha sido aprobada.
El 1 de junio de 2018 el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida presentó un documento titulado: “Dar lo mejor de uno mismo”. Las primeras palabras del documento son las siguientes:”Dar lo mejor de uno es un tema fundamental en el deporte, ya que los atletas se esfuerzan individual y colectivamente para lograr sus objetivos en el juego. Cuando una persona da lo mejor de sí misma, experimenta la alegría del deber cumplido. Todos quisiéramos poder decir un día, con San Pablo: ‘He peleado hasta el fin el buen combate, he concluido mi carrera, he conservado la fe’. (2Tim 4,7)”. El documento hace un repaso histórico de la relación Iglesia-Deporte.
Enero de 2019. Se da a conocer la creación de Athletica Vaticana, la primera asociación deportiva que existe en el Vaticano. Está formada por personas que viven allí. Según informa Vida Nueva en la página 10, hay dos obispos, una religiosa, varios guardias suizos, algunos presbíteros, y empleados de los Museos Vaticanos, de las Villas Pontificias y de L’Osservatore Romano. Participaron de su primera competición internacional en San Marino, en un encuentro que aglutinaba a pequeños estados de Europa: Albania, Andorra, Armenia, Chipre o Gibraltar, entre otros. Para esa cita, el Papa Francisco les firmó un testigo a modo de símbolo y regalo.
Agosto de 2020. La Editorial Vaticana publica un pequeño volumen que recopila diversas consideraciones del papa Francisco sobre el mundo del deporte. Está firmado por Lucio Coco y recoge varios fragmentos de discursos del Santo Padre frente a deportistas.
Octubre de 2020. Se publica la encíclica Fratelli tutti. Si ahora mismo no tienes tiempo de releer los 287 puntos de la encíclica, puedes ir directamente al numeral 8, justo antes de que comience el capítulo primero. Allí, el papa Francisco expresa un pensamiento personal. Dice: “Anhelo que en esta época que nos toca vivir … podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad”. Y un par de frases más adelante dice también: “Nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante. ¡Qué importante es soñar juntos! Solos, se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos” (FT 8).
Abril de 2021. El ejecutivo del Comité Olímpico Internacional se reúne y aprueba la propuesta de su presidentede añadir una cuarta palabra al lema olímpico original. La palabra en cuestión es “communis”, que viene a significar juntos. En una carta de junio dirigida al Movimiento Olímpico, Thomas Bach, el presidente del Comité Olímpico, dice lo siguiente: “Contando contigo en este esfuerzo común, trabajando juntos, estos Juegos Olímpicos serán una luz al final del túnel en el que nos encontramos, y un recordatorio para el mundo de que somos más fuertes juntos”.
Julio de 2021. La semana pasada. El cardenal Giancarlo Ravasi ofrece un discurso en la Sala del Jubileo de la Universidad Lumsa, en Roma. Giancarlo Ravasi es el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura y en su discurso hace referencia a una correspondencia mantenida entre él y Thomas Bach, el presidente del Comité Olímpico. Esto no es algo que se saque de la manga el cardenal Ravasi. Lleva en contacto con Thomas Bach al menos desde el año 2016. En aquel año se organizó en el Vaticano la primera conferencia internacional sobre fe y deporte. Durante la preparación del mismo, diversos atletas compartieron ideas que también aparecen en el número de Vida Nueva de esta semana, y es que los deportistas olímpicos son personas que pasan mucho tiempo fuera del hogar, lejos de las relaciones con sus familiares más cercanos.
Thomas Bach, el presidente del Comité Olímpico, dice que tiene un empeño personal en que se produzca una redistribución del dinero que mueven algunos deportes para que llegue también a los atletas de los países con menos recursos. Esto recuerda mucho a lo que dice la Doctrina Social de la Iglesia. En el número 363 del Compendio, se dice que “el crecimiento del bien común exige aprovechar las nuevas ocasiones de redistribución de la riqueza entre las diversas áreas del planeta, a favor de las más necesitados, hasta ahora excluidas o marginadas del progreso social y económico: «En definitiva, el desafío consiste en asegurar una globalización en la solidaridad, una globalización sin dejar a nadie al margen»”.
En la página 11, Melchor Sánchez de Toca asegura que le llama la escasa atención que se da en las facultades al estudio de la teología del deporte. Dice que le gustaría una mayor presencia de la práctica deportiva en seminarios y casas religiosas femeninas.
Algo que aparece muchas veces en las páginas de la revista es que la pandemia del Coronavirus ha supuesto una dificultad añadida no solo para la organización de los Juegos Olímpicos sino también para el entrenamiento de los deportistas. Se menciona, por ejemplo, en la entrevista a Teresa Portela, una piragüista que a sus casi 39 años sigue dándole a los remos. Y también 39 son los segundos que dura su prueba. Me ha parecido un número tremendamente pequeño para la cantidad de esfuerzo que lleva detrás. Años y años de preparación para una prueba que termina en poco más de lo que dura un suspiro.
En las páginas 16 y 17 se relata la historia personal de José Carlos Ballbé, que pasó de ser jugador de hockey sobre hierba a presbítero. Habla del fallecimiento de su abuela como un punto de inflexión a partir del cual replantear su vida entera, algo que me parece oportuno rescatar a la luz de la próxima Jornada de los Abuelos del día 25 de Julio. Recientemente, la Conferencia Episcopal Española le ha encargado coordinar una futura área de pastoral del deporte.
Para ir terminando con el tema de portada, te recomiendo encarecidamente que leas el artículo de Mateo González de las páginas 18 a 21. A mí me ha gustado mucho. Por ejemplo, rescato uno de los nombres que aparecen en él, el de Tegla Laroupe. Te la había mencionado hace un rato, cuando hablé del libro que recogía discursos del Papa Francisco. Tegla Laroupe es una mujer de Kenia que se dedicaba al atletismo profesional. Habla de las dificultades que le suponía ser mujer y deportista en el seno de su familia, en la que son 24 hermanos. No tuvo zapatillas de deporte hasta los 16, y a los 19 ganó su primer maratón. Rescato su nombre a modo de toque de atención dirigido a mí mismo, para que no me permita poner en práctica actitudes paternalistas a la hora de mirar a personas con menos acceso a los recursos ni diga frases del tipo: “no tienen nada, pero mira qué contentos están”.
Como apunte final, decirte que el artículo que firma el carmelita Fernando Millán me ha gustado mucho. Fundamentalmente porque va un par de pasos más allá de ciertos estereotipos sobre ver a Dios en aquello que más te gusta hacer. Dice algo que me parece precioso y muy acorde con el pontificado de Francisco: “Correr nos enseña a seguir adelante en los malos momentos, a convivir con las lesiones del cuerpo y del alma, a ver al que corre a tu lado no como un rival, sino como un compañero”. Para terminar con la sección, me quedo con esto que dice: “El papa Francisco ha insistido en alguna ocasión en la belleza de esperar al que va más lento, aunque sea nada más traspasar la línea de meta”.
Haciendo un juego de palabras, vamos a dejar descansar al tema de portada y te invito a que me sigas acompañando en el repaso de la actualidad eclesial de la última semana. Hoy seré más breve, que me he alargado un poquito con lo anterior.
Sábado. Francisco recibe cruz hecha con madera de iglesia quemada en Chile. Poco antes de ingresar en el hospital, el Santo Padre recibió una cruz de madera confeccionada a partir de los restos calcinados de un templo de Santiago de Chile. Son muchos los templos quemados en todo el planeta.
Domingo. El papa reza el Ángelus desde el hospitalGemelli, en Roma. Varias cosas que me llaman la atención. Un camarógrafo en el balcón. Varios niños. Se intuye a más gente en el entorno de la habitación. Vale que es el papa, ¿pero no le dejamos recuperarse de una operación con cierta calma? Nuestra sed de pontífice igual a veces le exige demasiado.
Lunes. Venezuela. Los obispos se expresan frente a la movilización policial para frenar a las bandas delincuenciales de varios sectores. Los obispos dicen: “Si quienes detentan el poder no tienen otro medio para imponer su ideología que el de la fuerza y la violencia, no hace falta esperar demasiado para observar una respuesta igualmente violenta”. Yo reconozco que sé muy poco sobre la triste situación que vive Venezuela. Aquí en España es muy complicado formarse una opinión moderadamente objetiva, porque el país es utilizado como referencia de lo que está bien o lo que está mal por diversos grupos ideológicos. Como decía antes, más diálogo, menos violencia.
Martes. Alessandra Smerilli, una subsecretaria del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, expresaba en un encuentro su repulsa hacia que la gente siga muriendo de hambre.
Miércoles. Cuba. El país está agitado por numerosas protestas sociales. A quienes vivimos fuera de ese país nos llegan ecos de represión y también de delincuencia. Leemos que un sacerdote es liberado por la policía después de haber sido arrestado, que los religiosos expresan que los manifestantes no son delincuentes o que el Celam se pronuncie en solidaridad con los obispos de Cuba.
Jueves. Ayer. El cardenal Pietro Parolín es entrevistado por el medio La Croix. Sobre el juicio de las inversiones vaticanas dice: “Es un calvario que hay que afrontar” y que “no hay que tener miedo de las consecuencias”.
Muy al hilo del tema de portada, José Fernando Juan, colaborador de Vida Nueva, nos va a hablar sobre los Juegos Olímpicos y sobre algunas disciplinas deportivas. No te pierdas su propuesta y su reflexión final. Si quieres leer esta entrada la encontrarás en vidanuevadigital.com, en su blog titulado “Preguntar sin miedo”.
En la lectura del Evangelio de esta semana, pasa algo curioso. Jesús se aparta con los suyos a un lugar alejado para poder descansar un poco y la turba de seguidores se le adelanta en el camino y estaba allá antes de que el propio Jesús llegara al lugar. Me recuerda un poco a lo que decía antes sobre el papa Francisco rezando el Ángelus desde el balcón del hospital. Resulta paradójico, pero a veces nuestra sed de otros les ahoga.
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