Como es habitual, la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina brindó el comunicado que resumió lo compartido por los distintos expositores, a lo largo de toda la Semana Social.
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Reconocieron que la pandemia del COVID-19 no cesa, aparecen nuevas cepas y variantes, y falta mucho tiempo para que la vacunación a escala global nos retorne a la normalidad que todos conocimos.
Estado de situación
La pandemia golpeó fuerte, en todos los sectores (sanitario, social, económico, educativo, familiar), especialmente en la población más vulnerable. La desigualdad se manifiesta en la distribución de vacunas. “La pobreza más desgarradora convive con la riqueza más inconcebible. Y se ha unido el maltrato a la tierra”.
Cabe recordar que los temas analizados durante estos días fueron: alimentación, economía y trabajo, conectividad y educación, y compromiso y fe.
Alimentación, urgencia social
En su mensaje, los obispos enfatizaron que hay una vasta población con necesidades básicas insatisfechas y la alimentación accesible para todos es una “urgencia social nos debe golpear y mucho”.
En lo que respecta a la producción de alimentos, empresarios y productores coincidieron en que para salir de la crisis es necesaria la participación del Estado en la cobertura de las necesidades básicas, en la educación para la empleabilidad, y la creación de oportunidades para integrarse al trabajo formal.
Para lograr un país industrializado que produzca y cree empleo, combinándolo con políticas de Estado, es imprescindible una reforma impositiva, el cuidado del medio ambiente, y una profunda mirada federal.
Dignidad del trabajo
“Nos conmovió escuchar insistentemente que crear trabajo es la única manera de salir adelante, cambiar el paradigma del subsidio por el paradigma del trabajo”, manifestaron los miembros de la pastoral social.
Pidieron volver a la dignidad del trabajo, con una legislación formal, registrado y que posibilite el desarrollo. Además valorar y desplegar estrategias para el abordaje integral de la economía popular. Creen que es necesaria una reformulación de la economía y repensar la política para que brinde respuesta y soluciones.
“Los jóvenes nos interpelan sobre la necesidad de un sueño colectivo”, dijeron. Y agregaron que la inclusión social es incompatible con la excesiva concentración de la riqueza y el poder. La reactivación económica debe ser una esperanza y un desafío, sobre todo por los problemas estructurales que llevan a un 60 por ciento de chicos con hambre.
La brecha digital
Los obispos alertaron sobre una nueva causa de exclusión: el acceso a internet que es hoy una herramienta indispensable para el acceso a los contenidos educativos, a la salud, al encuentro familiar.
La conectividad es un derecho por lo que es central plantear las posibilidades de acceso, sobre todo en la Argentina que cuenta con una demografía muy diversa.
Para llegar a una prestación básica universal a las tecnologías de la información y comunicación para todos los sectores, sobre todo los más vulnerables, coinciden en afirmar que es imprescindible el trabajo conjunto entre Estado y actores privados para generar políticas a corto y mediano plazo, simplificando trabas burocráticas. “Debemos evitar que la brecha social sea, también, la brecha digital”
El compromiso de todos
Los obispos aseveraron que la pandemia profundizó las desigualdades existentes, y es necesario el compromiso de todos los sectores, con la búsqueda del diálogo y la cultura del encuentro.
Finalmente, aseguraron que “no debemos cesar en todos los esfuerzos que sean necesarios para deponer en nuestra sociedad: odios que nos despersonalizan, mentiras y noticias falsas que impiden el sano debate, distanciamientos ideológicos y acusaciones constantes que no hacen más que generar enemistad, descalificación, mediocridad y culpabilizaciones sin solución. Solo así podremos construir una fraternidad para salir mejores”
Confiaros esta tarea a la Virgen de Luján y a Jesucristo, Señor de la historia.