Clérigos polacos han sido especialmente combativos con las medidas sanitarias y se han alineado con las tesis negacionistas y los antivacunas
Mientras la campaña de vacunación contra el coronavirus se despliega sin descanso por toda Europa, en el este de Polonia –especialmente en las zonas rurales, gobernadas por un partido populista– la media de inmunización es ligeramente inferior. Por ello, el ministro de Sanidad, Adam Niedzielski, se ha dirigido directamente a los sacerdotes para convencer a los fieles que aún son escépticos.
Los obispos han recogido el guante y ya dos de ellos han declarado el público que las vacunas son “un regalo de Dios”. “La vacunación contra el Covid-19 es una estrategia eficaz para contener la propagación de la pandemia y restablecer el funcionamiento normal de la sociedad. La Iglesia ya ha subrayado que la invención de las vacunas debe considerarse el fruto de un don especial de Dios al hombre. Dios no permanece indiferente al destino de los seres humanos y a los riesgos de la enfermedad”, ha señalado Stanisław Gądecki, arzobispo de Poznań y presidente de la Conferencia Episcopal Polaca.
“La Iglesia apoya a todos los que deciden vacunarse, y nos invita a cuestionar las consecuencias sociales de esta elección. Pero la vacunación debe seguir siendo voluntaria. No es una obligación moral”, añadió el prelado. Por su parte, Kazimierz Nycz, arzobispo de Varsovia, pidió a sus sacerdotes por medio de una carta que hicieran todo lo posible para animar a los fieles a vacunarse. De hecho, en el templo de la Divina Providencia, la mayor iglesia de la capital, hay un instalado un centro de vacunación.
Y es que no han faltado en Polonia, y en otros países de Europa Central y del Este, sacerdotes alineados con las tesis negacionistas y los antivacunas. Tanto es así que, levantados los toques de queda, el arzobispo de Cracovia recordó duramente que no cumplir el precepto dominical era un “pecado capital”. También se extendió por determinados foros eclesiásticos la polémica sobre el uso ético de algunas vacunas a pesar de que el Vaticano ya había dado su aprobación.