“El lunes nos enteramos de inminentes informes de los medios de comunicación, que alegaban un posible comportamiento inadecuado por parte de Jeffrey Burrill”, se ha limitado a decir el presidente de la USSCB
El pasado noviembre de 2020, Jeffrey Burrill era elegido secretario general de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USSCB). Sin embargo, la investigación llevada a cabo por el medio de comunicación católico The Pillar, acusándole de hacer uso de aplicaciones de contacto gays, ha provocado que el sacerdote presente su renuncia.
“Con tristeza les informo de que Jeffrey Burrill ha dimitido como secretario general de la Conferencia”. Así lo anunciaba el presidente de la USSCB, el arzobispo José Gómez, en un comunicado. “El lunes nos enteramos de inminentes informes de los medios de comunicación, que alegaban un posible comportamiento inadecuado por parte de Burrill”, explica Gómez.
Asimismo, y a pesar de que el medio de comunicación insinúa una supuesta relación entre este tipo de “conducta sexual inapropiada” y el abuso sexual de menores, Gómez ha aseverado que, en ningún caso, se ha encontrado ninguna evidencia que relacione a Burrill con esto. “Lo que se compartió con nosotros no incluyó acusaciones de mala conducta con menores. Sin embargo, para evitar convertirse en una distracción para las operaciones y el trabajo en curso de la Conferencia, ha renunciado con vigencia inmediata”, explicaba.
Una vez elaborado el reportaje por el que Burrill ha quedado expuesto a la opinión pública, The Pillar se puso en contacto, en primer lugar, con la USCCB y el propio Burrill para explicar las evidencias que tenían para justificar sus acusaciones. Ante el desenlace, parece que la USCCB da por válidos los datos presentados por este medio de comunicación.
Unas pruebas que, tal como explica el propio medio de comunicación, se consiguieron a través de la localización del móvil del sacerdote. “Muestra que visitó bares gay –entre ellos una sauna famosa de Las Vegas– y residencias privadas mientras usaba una aplicación de conexión basada en la ubicación en numerosas ciudades de 2018 a 2020, incluso mientras viajaba por asignación de la USSCB”, apunta el texto.
De hecho, explican que aplicaciones como Grindr –la utilizada por Burrill– utilizan datos de localización que están disponibles comercialmente, aunque no se identifica a los usuarios por el nombre, sino por medio de un identificador numérico.
“Los datos de señales, recopilados por las aplicaciones después de que los usuarios dan su consentimiento para la recopilación de datos, son agregados y vendidos por los proveedores de datos”, apunta The Pillar, que obtuvo dichos datos de proveedores externos y, después, estos fueron “autentificados por una consultora independiente” contratada por el mismo medio de comunicación. Sin embargo, no aclaran de qué manera consiguieron el identificador numérico del teléfono y si para ello se ha vulnerado la protección de datos.
Lo ocurrido desde la pasada semana –momento en el que, según The Pillar, se presentó la investigación ante los obispos estadounidenses– ha provocado un terremoto dentro de la USSCB. De hecho, el comunicado oficial que se encuentra en su web institucional omite dos detalles que Gómez sí ha manifestado en una nota interna a los prelados. En primer lugar, que será Michael Fuller, anteriormente secretario general asociado, quien desempeñará las labores de Burrill hasta que la USCCB pueda elegir un sustituto.
Por otro lado, la petición de oración: “Pido sus oraciones por Burrill y por el personal de la USSCB en estos difíciles momentos”, escribe Gómez. “También oramos para que todos los afectados puedan encontrar fortaleza y consuelo en nuestro Dios misericordioso”, concluye.