Las primeras luces después de la pandemia del Covid-19 empiezan a verse, especialmente en Santiago. Esa catedral que Felipe VI ha definido como una “luz de esperanza” a lo largo de la historia durante su tradicional ofrenda al apóstol. “Ayúdanos a cultivar los valores de la convivencia y solidaridad”, ha pedido el Rey, rodeado, por primera vez un 25 de julio, no solo por la Reina Letizia sino por la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía, signo ambas de esa historia que “tiene las vistas en el porvenir”, como ha subrayado el Rey.
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Precisamente en el deseo de unidad en la diversidad ha sido en lo que ha hecho hincapié el Rey durante su discurso en la catedral compostelana, en la que estaban presentes, además, como representación del Gobierno, Nadia Calviño y Yolanda Díaz. “Los caminos han sido siempre expresión del deseo y la voluntad de formar comunidad“, ha apuntado Felipe VI. Y es que, “allí donde nace un camino” queda patente ese deseo de eliminar “las distancias físicas y emocionales” y que esta es la “mejor modo de salvar dificultades”.
Asimismo, el Rey ha subrayado que “aquel que recorre un camino se siente ligado a su pueblo, pero no de una forma excluyente, sino que pone en su horizonte vital a la misma humanidad”. De esta manera, “en la catedral donde convergen todos los caminos”, se ha renovado “la ofrenda de un pueblo que quiere ser agradecido”.
Una catedral “de piedra y esperanza”
“La cultura jacobea nos recuerda la capacidad de hombres y mujeres anónimos para transformar la historia de forma imperceptible pero intensa”, ha continuado el Rey. “En esta ocasión, cuando de manera prudente nos esforzamos por retomar” los caminos truncados por la pandemia, “buscamos infundir esperanza”. “En muy poco tiempo nos vimos inmersos en una situación desconocida que, sobre todo, ha llevado al corazón de muchas personas temores, preocupaciones… y un profundo dolor por quienes nos dejaron”, ha recordado el monarca, subrayando el valor de “aquellos que, con un gran sentido cívico, volcaron sus esfuerzos en ayudar”.
Asimismo, el Rey ha reconocido la catedral de Santiago como “un lugar que guarda como un tesoro las plegarias de muchos que pedían esperanza”. “Esta catedral está hecha de piedra y de esperanza”, ha aseverado. En definitiva, “una catedral que representa la esperanza sobre las oscuras sombras, como decía Rosalía de Castro”.
Finalmente, Felipe VI ha subrayado el “orgullo y respeto que, como español, siento por nuestro pueblo, por su determinación para superar esta situación” de la pandemia. Un pueblo que se ha erigido sobre “su carácter”, pero también sobre “lo que tiene en común con otros pueblos”. Así, símbolo de encuentro y de los “valores” que laten en el corazón de Europa, el camino de Santiago “es un diálogo intenso con su tiempo. Aporta tolerancia y el deseo de unir pueblos y culturas en una conversación enriquecedora”.