España

El objetivo de la Conferencia Episcopal para estos cinco años: “Urge una gran renovación espiritual, cultural y política”

  • Los obispos españoles presentan su agenda de trabajo quinquenal, incluye entre los ocho desafíos principales la atención a las víctimas de abusos, la sanción de los culpables y la prevención
  • Entre las iniciativas más novedosas se encuentra la creación de un Centro Nacional de Vocaciones y un Consejo Asesor de Laicos





“Urge una gran renovación espiritual, cultural y política”. Es el llamamiento que lanzan los obispos españoles en sus nuevas ‘Orientaciones y líneas de trabajo para la Iglesia española en los próximos cinco años’. Esta tarde se publicaba el que va a ser el eje de la acción de la Conferencia Episcopal Española a través de un documento de 95 páginas del que se aclara no es un plan pastoral, labor que corresponde a “cada obispo en sus respectivas diócesis”.



A lo largo del texto, que fue aprobado en la Asamblea Plenaria de primavera, a partir de un análisis del contexto social, político y económico de nuestro país, los pastores  hacen suyo el llamamiento de Francisco de soñar “con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial”.

Los migrantes y descartados

Misericordia, alegría, discipulado misionero y santidad son claves de la permanente llamada a la espiritualidad de esta propuesta de renovación eclesial para la salida misionera en el cambio de época”, relatan los prelados que plantean como “lugares privilegiados” para la evangelización “la familia (niños, jóvenes, ancianos), los migrantes y descartados y la casa común de la familia humana”. El documento está salpicado de todos los documentos magisteriales de Francisco, de ‘Evangelii gaudium’ a ‘Fratelli Tutti’, pasando por ‘Laudato si’’, ‘Gaudete et exultate’, ‘Amoris laetitia’ o ‘Christus vivit’.

Ocho son las apuestas de trabajo fundamental para el Episcopado en este quinquenio, entre los que destaca que se haya incluido como prioridad la puesta en marcha de medidas de atención “a las víctimas de abusos, la sanción de los culpables y la prevención de todo tipo de abusos”. Junto a ellas, se fija en lista preferente respaldar al laicado, renovar la formación sacerdotal, aplicar ‘Amoris laetitia’ en la pastoral familiar, una Iglesia pobre y para los pobres, reforzar la catequesis de iniciación cristiana, cuidar la piedad popular y atención a las personas con discapacidad.

Una salida misionera

Para ello, los obispos plantean como palabras clave el discernimiento y la sinodalidad para poder iniciar una “salida misionera” que implique “hacernos prójimos de nuestro contemporáneos” configurando “una Iglesia hospital de campaña que escucha a todos y quiere servir a la sociedad desde el testimonio personal y comunitario”. Así se propone generar espacios “donde escuchar a los de fuera trabajar conjuntamente con los de dentro”. “El mensaje central que hemos de comunicar hoy es que Dios existe y es bueno creer en Él”, aseguran los pastores, que centran esta labor de evangelización en promover una relación con Jesucristo como aquel que “da un horizonte a la vida”.  A  partir de ahí, creen necesario promover una comunidad cristiana que sea “ámbito de escucha y encuentro” que genere “amistad civil en la vida ciudadana”, para ser “signo e instrumento de la fraternidad en medio del mundo”.

Este planteamiento se traduce en cuatro itinerarios: el primer anuncio explícito de la fe a quienes no conocen a Cristo, generar procesos de acogida y acompañamiento para quienes estén en búsqueda y deseen vincularse a la Iglesia, ofrecer formación integral y permanente a los laicos comprometidos y aumentar la presencia de los católicos en la vida pública.

Aplicación real

Entre las principales acciones para aterrizar estas reflexiones se encuentra la participación en el Sínodo de los Obispos convocado por el Papa, aplicar los documentos sobre catequesis, formación de sacerdotes, las exhortaciones ‘Christus vivit’ de jóvenes y ‘Amoris laetitia’ de familias, sumarse al Pacto Educativo Global y al proyecto Economía de Francisco, crear un centro nacional de vocaciones y un congreso al respecto, poner en marcha un Comité de Estudios y Proyectos, impulsar un Consejo Asesor de Laicos, una posible instrucción sobre sinodalidad, reavivar las universidades católicas y la relación entre los colegios diocesanos. Además, los obispos se comprometen a continuar con reformas internas en la Conferencia Episcopal Española.

Pero si algo llama la atención es que, si bien a lo largo del documento hay una presencia más o menos latente de la Doctrina Social, sin duda alguna es la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción Humana la que aglutina el mayor número de propuestas y acciones tanto en sus dos subcomisiones y once departamentos, que pasan desde el fomento de espacios de acogida a las víctimas de trata en las diócesis a crear una comunidad parroquial no territorial para la pastoral del circo, sin olvidar la atención a la etnia gitana, elaborar un documento marco sobre ecología integral y la defensa de los derechos de los migrantes.

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