“Hemos hecho un llamamiento al Gobierno italiano para que recoja los cuerpos aún en el mar tras el naufragio de Lampedusa el 30 de junio. Queremos, en esta situación surrealista, al menos dar dignidad a estas personas“. Son las tristes palabras de Oliviero Forti, responsable de la sección de migraciones de Caritas italiana, a Vatican News, en una entrevista en la que ha lamentado la muerte de los que, ahora mismo, son las últimas víctimas del Mediterráneo: 57 personas que, hace casi un mes, zarparon de Libia con la esperanza de una vida mejor en Europa que quedó sesgada en las costas de la isla de Lampedusa.
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Con indignación, Forti ha subrayado que los estados no están cumpliendo los acuerdos alcanzados en materia migratoria, lo cual está costando demasiadas vidas. “Existe un desajuste entre los llamamientos y acuerdos de la ONU a nivel internacional y las actividades que se llevan a cabo”, ha afirmado.
Agilizar los canales legales de entrada
La única solución para Forti: “incrementar el número de beneficiarios de los canales legales de entrada”. Y es que, tal como ha señalado, “las políticas de desánimo no funcionan, de hecho aumentan el riesgo de muerte en el Mediterráneo central”. Del mismo modo, advierte que “colaborar con la Guardia Costera de Libia hasta ha demostrado no funcionar”.
Por último, ha apuntado que la pandemia se ha convertido en “otra probable excusa para esconderse y no actuar, como también nos pidió el Papa, es decir, poner en primer lugar las vidas de las personas, sin peros”. Por eso, reclama que la sociedad civil actúe, aunque reconoce que “sin el apoyo de la política y los gobiernos, especialmente en términos de acuerdos bilaterales, no se puede hacer lo que es necesario”.